miércoles, 5 de septiembre de 2012

Viñetas y Nostalgia

                          Cómic que dibujé para el frustrado fanzine "13 muñecas"

   Hoy me he enterado a través de El Escobillón, que a Eduardo González, tinerfeño dibujante y guionista de cómics le han nominado para el Premio al mejor guionista nacional de la crítica de la revista Dolmen en su XII edición por su trabajo "Dentro de la Noche".

   Felicitar a Eduardo desde este blog es lo primero que quiero hacer.

  Y luego, abandonarme a la nostalgia, ese ejercicio a veces negativo y a veces no.

   Conocí a Eduardo en Santa Cruz de Tenerife en 1994. Sí, ha llovido. Ambos recibimos juntos unos premios regionales de cómic. Él en la categoría de mejor dibujo y yo a la de mejor guión por mi cómic "Autorretrato", guión que andando el tiempo se convertiría en mi primer cortometraje.

   Luego, en 1996, volvimos a coincidir en Barcelona con motivo del Salón del Cómic que se celebró en la Estación de Francia de la capital barcelonesa.

                        Un servidor, posando en el Salón del Cómic de Barcelona 1996
   
   A los que habíamos ganado algún premio del extinto certamen de Juventud y Cultura nos ofrecieron viajar al Salón para "entablar contactos" con el mundillo del cómic profesional.

   Imaginen lo que representó para un joven de 23 años como yo, que no había salido en mi vida de Canarias, aterrizar de pronto con su carpeta de dibujo bajo el brazo en aquella ciudad que respiraba cultura por todas sus calles, plazas y aceras.

   Allí coincidí, además de con Eduardo, con otros jóvenes dibujantes canarios: Juan Carlos Mora, que después dibujó "Nelson en Tenerife", Roberto Burgazzoli, que estuvo un tiempo publicando en el Canarias7, Alberto Hernández, magnífico dibujante que era clavadito a Michael Madsen en Reservoir Dogs.

                   En el hall del Hotel Comercio en Las Ramblas: Roberto Burgazzoli, un servidor
                                    y dos amigos más, comiqueros de pro. Perdonen por no recordar sus nombres.
                                    El chaval de la derecha era de La Palma, seguro. 1996. La foto la hizo Eduardo
                                   González.

   Guardo un gran recuerdo de aquel viaje, y no sólo por ser mi primera aventura peninsular, sino porque me sentí de pronto en medio de un grupo de personas con las que compartía las mismas inquietudes artísticas y un mismo amor por el cómic.

                    Eduardo González, con su envidiable carpeta de dibujo en la mano, junto
                                     con otro compañero dibujante en la Plaza de La Catedral de Barcelona 1996.
                                     La foto la hice yo.

   Nunca olvidaré aquellas conversaciones a las once de la noche en la Plaza de Cataluña:
-Han censurado el Hitler SS- Carlos Giménez es mejor que Jordi Bernet- Que te calles- Yo paso de tener novia, las novias te quitan tiempo de dibujar-
   Inolvidable.

   En aquel Salón del Cómic me topé con el mismísimo Jordi Bernet, y le pedí que me firmara un autógrafo: 
-¿Dónde te firmo?
-Aquí- y saqué una de mis páginas.
-¿esto es una página tuya? ... Coño...

   Guardo aquel "coño" junto con su autógrafo en ese rincón de mi cajita de Pandora inversa.


                                    Autográfo de Bernet sobre mi página

   De aquel viaje surgió la idea de elaborar un fanzine con obras de dibujantes de ambas provincias. Y lo hicimos.
   Dibujamos cada uno una historieta y el fanzine contaba con el apoyo de la concejalía de Cultura.
   Recuerdo ver la revista ("13 muñecas" iba a llamarse) ya maquetada cuando al final no sé que pasó que no llegó a salir ni el primer número.
   
   Pero fue una bonita experiencia que me hizo viajar a Tenerife a reunirme con aquellos amigos chicharreros siempre en La Plaza de Los Patos, y a compartir algún sandwich con Eduardo González, que me llevó a una sandwichería en una calle trasera de no se dónde en Santa Cruz (mi memoria ya no llega a tanto como para saber donde).

   Todos ellos siguieron manchando páginas con su talento, mientras que a mi, aquel puñetero cómic me empujó detrás de la cámara de cine, maldita sea la hora...



                        Viñetas del cómic y su equivalente cinematográfico "Autorretrato"
   
   Luego engordé y me salieron canas... y ya sólo cojo el rotring (perdón, stadler del Nº 3, que aún me acuerdo) para elaborar los storyboards de mis cortos...

   Ya nunca volveré a tener 23 años, ni las ilusiones intactas,  ni a ir a Barcelona por primera vez...
No sé. La nostalgia es a veces un ejercicio negativo y otras veces... no.