viernes, 18 de mayo de 2018

La revolución digital amansada

   
   Aquella revolución digital que, a principios del siglo XXI, cambió el cine pequeño para siempre, parece ser que ahora se amansa, o al menos eso dicen los expertos.

Fue una revolución incontrolada, a la que a las instituciones les costó adaptarse. Tardaron varios años en dejar caer el 35mm del Catálogo Canarias en Corto, incluso en una etapa en la que nadie ya rodaba en 35, pero que te obligaban a kinescopar lo que rodabas si querías que tu película entrara.

Aunque lo importante realmente fue aquella democratización del arte, aquel socialismo del cine. Ahora estaba al alcance de la mano de cualquiera hacer cine... ya no necesitamos vendernos a un productor para contar nuestra historia... el celuloide ha muerto y con él el pasteleo comercial... mira que éramos ingenuos...

HDV, MiniDv, o incluso ya las primeras RedOne, antes de las DSLR, y sin embargo o kinescopabas o no eras nada. Y kinescopar solo estaba al alcance económico de los que podían pedir subvención.
¿Quién se gastaría 9.000 euros en un cinevator de un corto que había costado dos o tres mil, si no tenías subvención?

Así que la segunda revolución, como aquellas de Febrero y Octubre, llegó con las DSLR y la aceptación del digital por parte de las instituciones y festivales.

Festivales que anteriormente habían dividido sub-secciones de cine y video separadas, otorgando al video digital una injusta categoría secundaria.

Y aunque la llegada de las DSLR, con su textura de cine, su recorte de profundidad focal etc etc, cambió aquel absurdo panorama, no puedo dejar de reflexionar sobre el porqué se concedió a nuestras obras la categoría cinematográfica solo cuando avanzó la tecnología, como si el aspecto técnico fuera el único que imperaba en la percepción.

Los actores eran los mismos en HDV que en DSLR, los guiones, la realización (salvando el puñetero juego de desenfoque, que ahora gracias a Dios se va amansando), eran los mismos...

No sé si me siguen.

No sé si nos encaminamos a otra tercera revolución, que no sé por donde saldrá, pero si que sé que al final el elitismo se impondrá. 
Recuerdo aquellas Sony170 que eran la pera, que Danny Boyle había rodado 28 días después con ella y no sé qué mierda, y que en pocos años ya nadie las quería.

   Y ahora es la RedOne, como si rodar con ella te convirtiera en mejor realizador, o transformara un guión mediocre en una obra de arte, o si los actores vayan a ser mejores que si lo rodaras con la Canon7d.

Y no me malinterpreten. Evidentemente aprecio la calidad de imagen como el que más, pero no creo que sea lo mas importante, o al menos no debería serlo.
Si los festivales de Cine y las instituciones vuelven a cribar otra vez basándose en esos criterios, como antes lo hicieran marginando el video digital ante el celuloide, se perderán grandes películas...

Supongo que como todas las revoluciones, al final todo vuelve a su sitio inicial... Todo cambia para que todo siga igual...

Bueno, a quien le importa.

sábado, 5 de mayo de 2018

Lágrimas en la lluvia

   

El próximo Miércoles dia 9 en el TEA Tenerife Espacio de las Artes de Santa Cruz podrán asistir los que quieran, claro, a una nueva proyección de cortometrajes canarios.

Una mas.

Lejos queda ya aquel 2009 cuando por primera vez proyecté en esa pantalla un cortometraje mío, y desde entonces creo que no hubo ni un solo año en el que uno de mis trabajos no se estrenara allí.

Las primeras veces era emocionante. Me impresionaba aquella sala de sillones blancos en anfiteatro que , no sé bien decir porqué, me recordaba a un decorado de 2001 odisea del espacio.
Proyectabas en la isla de enfrente, en una sala de verdad, para un público que por primera vez no iba a estar mayoritariamente compuesto por tu madre y familiares.
Bueno, no es del todo así.
Ya había tenido experiencias proyectando en el Festival de Las Palmas... (¿en serio? Sí, sí, como lo oyes), o aquella proyección en la Gran Vía madrileña allá por 2004 y cosas así, pero aquella primera proyección en el TEA fue algo especial y emocionante para mi.

Ahora, ante la perspectiva de una nueva proyección, estreno de mi último corto "Como Agua Sucia", pues ya no siento lo mismo.
Quizás sea que nadie se baña dos veces en el mismo río, o aquello que dijo Sabina de que al lugar donde fuiste feliz no debieras tratar de volver.

Pero lo cierto es que la ilusión ha desaparecido. 
Hay que seguir rodando, por principios y por la necesidad existencial de contar historias. Y también porque disfruto enormemente cada vez que ruedo, dándole sentido a mi vida.
Y por inercia lógica, hay que estrenar y mostrar el trabajo.

Pero no me pidas volver a sentir aquella ilusión porque, como aquel amor que iba a ser eterno y no pasó del segundo verano, se ha quedado en nada.

Quizás yo he cambiado, quizás estoy viejo y cansado. pero, aunque así fuera...

¿Qué sentido tiene? ¿Quién recordará lo que va a ver el miércoles?
¿Quién se acuerda de los cortos que han ido desfilando año tras año en el catálogo Canarias en Corto?
Antes se editaba un dvd con el catálogo, pero ya ni eso. 
Y aunque así fuera, tengo un par de dvd`s de esos de catálogos pasados cogiendo polvo en algún lugar de la estantería...

El otro día se me rompió el ordenador, y al llevarlo a arreglar me lo devolvieron sin copia de seguridad. Todo lo que estaba en él desapareció. Me dijeron que fue imposible salvar la información.

Bueno, suerte que yo había copiado todo en un disco externo, y ahí sigue todo. 21 cortometrajes y 2 largos.,el trabajo de toda una vida.
Si no lo hubiera guardado ¿A alguien le importaría?
¿Seguirá funcionando este disco externo dentro de diez o quince años? 

¿Es que acaso algún historiador de cine canario dentro de cincuenta años, cuando con toda seguridad ya no estaré en este mundo, buceará en los archivos del TEA o del Monopol, recopilando dvd´s para tratar de rescatar nuestras obras? Lo dudo mucho.

Todos estos cortos, los míos y los tuyos, devorados en el cada vez mas inmediato, vertiginoso y efímero mundillo audiovisual canario desaparecerán como lágrimas en la lluvia...
Quizás mi hijo quiera, algún día, enseñárselo a mis nietos. Mira, mira, lo que hacía tu abuelo. 
Y a ellos seguramente se la sudará... como a ti que me estás leyendo...