¿A alguien le suenan estos nombres? - Any Rodríguez Liria, Patricia Ginovés, Saúl Vega, Idaira Guadalupe, Elena de Vera, Sergio León,Verónica Galán, Carmen Dávila- ... ¿no? ¿A nadie?
Sin embargo, estos nombres y muchísimos mas, pertenecen a personas que en los últimos años se han dedicado a hacer ese cine que vemos en las salas del TEA y CICCA.
Asistiendo a aquella proyección del cine leve del TEA el pasado año, (sí, hombre, esa que tanto granito en el culo provocó), me di cuenta que, de los cuatro trabajos proyectados, dos se habían rodado en casas cedidas gratuitamente como localización por Elena de Vera. Tres habían sido rodados con la cámara puesta a disposición por David Delgado. Y todo eso por amor al arte.
Si repasamos la lista que recientemente se ha hecho pública de los cortometrajes seleccionados al Festival de Lanzarote, no sabremos que de esos doce trabajos, en tres ha intervenido Patricia Ginovés, y Elena de Vera en cuatro de ellos. ¿Podría hacerse cine aquí sin personas como éstas?
¿Quién está haciendo más por el Cine Canario? ¿Las anónimas personas que sin beneficio personal alguno, colaboran alegremente en cuántas producciones, subvencionadas y no subvencionadas, tienen la oportunidad? ¿O los responsables de la cultura gubernamental que ocupan las oficinas en horario de 9 a 1, y siempre remunerados?
¿Como se hace cine desde detrás de una mesa de despacho?
Yo he visto a personas haciendo cine a cuarenta grados de calor en un descampado pedregoso en pleno Agosto. He visto hacer cine en la plaza de Agüimes en Febrero a las 7 de la mañana, con seis o siete grados sobre cero. He visto jornadas de rodaje que empezaban a las 8 de la mañana y no terminaban hasta las 12 de la noche. Recuerdo acostarse a las 2 de la madrugada y levantarte a las 5 de la mañana para rodar esos planos que tenían que ser al amanecer.
El cine se hace rodilla en tierra plantando el trípode, y no trasero en sillón firmando cheques.
Estoy seguro que, cuando a los responsables culturales bien remunerados les llegue la hora de la jubilación, de disfrutar del retiro y de la pensión, sus compañeros les harán una fiesta de despedida, rememorarán el gran número de producciones que se hicieron durante su gerencia, y les darán un placa conmemorativa.
Pero para las personas anónimas que ponen su tiempo, su talento y su esfuerzo de forma altruista a disposición del cine canario, sospecho que para ellos no habrá placa conmemorativa.