DICEN QUE DEL DICHO AL HECHO VA UN TRECHO, Y ES VERDAD. NUNCA UNA PELÍCULA FUE TAN PERFECTA COMO EN EL MOMENTO EN EL QUE SU AUTOR LA IMAGINÓ.
"Cerca del Mar" (2010) rodada bajo las premisas del cine leve.
Hitchcock dijo que la película estaba totalmente acabada en el momento en el que se finalizaba el guión, que luego sólo quedaba rodar lo que ya estaba hecho, y juntar los pedazos sin más.
Esto podía ser verdad para Hitchcock, y quizás para otros, pero para nosotros no es así.
Al nivel que nos movemos por estas tierras, conseguir que el resultado final de tu corto, sea igual a tal y como tu tenías pensado en un principio que iba a ser tu película, es casi un milagro.
En tu mente, ruedas la mejor de las películas, en las localizaciones perfectas, con los travelings necesarios, el vestuario exacto, el montaje correcto. Ruedas todos los planos que habías planificado, sin dejarte uno atrás, y los actores interpretan exactamente como tu habías pensado.
Pero luego llega el momento de la verdad.
Esa localización perfecta no la puedes conseguir, y te conformas con otra que "se le parece". El traveling sólo lo puedes alquilar un día, por aquello de que siempre vamos justitos de presupuesto, y tienes que renunciar a disponer de él en todas las secuencias. Cuando estás en el rodaje, ves como el tiempo vuela y sabes que no vas a poder cumplir con el plan de rodaje, así que eliminas planos, unificándolos, mutilando así tu película soñada.
Luego, en el montaje, ves que un plano que tu creías perfecto no lo es tanto, y no te sirve para editarlo junto con otro: simplemente no casan. Entonces maldices la mutilación voluntaria que tuviste que hacer, maldices no haber dispuesto de mas tiempo, (o, lo que es lo mismo, de mas dinero), para poder rodar con más tranquilidad.
Aprendes a ser realista a la hora de planificar tu trabajo. Aprendes a renunciar a cosas que hubieran mejorado el resultado final, pero que no están a tu alcance.
En cierta ocasión, tras el estreno de uno de mis cortos, se me acercó un conocido, alguien importante dentro de las instituciones culturales de nuestra tierra, y, sí, me dio las felicidades, que el corto le había parecido muy bueno, pero que había una secuencia concreta que tenía que rodar de nuevo.
Yo, al principio, sonreí, ya que no creí que hablara en serio, pero el insistió: "es una pena, la película sería perfecta si esa secuencia estuviera mejor rodada".
Por supuesto, tenía razón, y sé que me lo decía con la mejor de las intenciones, pero ¿en que mundo vives?.
Esa escena estaba rodada con traveling, que tendría que volver a alquilar para rodarla de nuevo ¿con que dinero?. La voz había sido doblada en un caro estudio de sonido ¿Cuánto costaría volver a doblar?. La oficina donde rodamos nos la prestaron por un par de horas ¿Tendría que volver a pedir permiso en aquella oficina, volver a darles el coñazo?
No se puede vivir y valorar nada de espaldas a la realidad audiovisual de nuestra tierra. La gente rueda como y donde puede, no como y donde quiere.
Quizás por eso, muchos nos hemos apuntado al cine leve.
Conseguimos primero a los actores y las localizaciones, sin tener aún la historia, y a partir de las sensaciones que nos producen, elaboramos el guión.
De esta forma, con la realidad en la mano, nunca mutilamos nuestro trabajo en el rodaje, más bien todo lo contrario. Esa seguridad y calma que produce hacer cine leve, estimula la creatividad, y al final de la jornada, te ves con tiempo y ganas de añadir planos, rodar secuencias que no estaban en el guión, y así enriquecer el producto final.
Es cierto que este tipo de cine resulta menos espectacular que el cine "pesado". Es cierto que a veces adolece de ciertas carencias técnicas, pero... no se puede tener todo ¿no?.