jueves, 14 de junio de 2012

Cine Canario: La fragilidad del autoengaño

EL SISTEMA ONANISTA DE CÍRCULOS CONCÉNTRICOS


   Desde hace tiempo, se escuchan muchas voces reclamando el apoyo al cine canario bajo el argumento de que este cine que hacemos en estas siete islas perdidas goza de un público interesado por lo que se rueda por estos lares.


   Una de esas voces era también la mía.
Enemigo acérrimo de las justificaciones a posteriori, de todo lo que suene a "dónde dije digo, digo Diego", copio aquí el enlace en el que apenas hace un año en este mismo blog, y con el post "Salas llenas, estómagos vacíos" , yo defendía esta teoría.


   Y lo hago, para decir que, ahora, un año después, pienso bien distinto. Y es que he visto, oído y analizado, desde la objetividad necesaria para no caer en el autoengaño facilón.


   Leyendo el blog "en pos de la ballena blanca", del incombustible Josep Vilageliu, y su entrada dedicada al catálogo de Canarias Cultura en Red 2012, me llama la atención un detalle importante.
   Vilageliu nos dice textualmente:


El martes la proyección en Las Palmas reunió a 87 personas. A la misma hora, en la proyección semanal de películas canarias que se realiza todos los martes en el Espacio Cultural Aguere asistían una decena de espectadores. La siguiente convocatoria era el jueves siguiente en Tenerife.  Ese día coincidían dos proyecciones: el estreno de dos cortometrajes auspiciados por Centrífuga Producciones en  el TEA y la proyección del Catálogo en Aguere.  Contra todo pronóstico, ambas salas se llenaron (230 en el TEA y 450 en el Espacio Cultural Aguere).


  Sin duda, es un dato a analizar.
   De los siete cortometrajes del catálogo, seis eran trabajos de Tenerife y sólo uno era de Las Palmas. Y si tenemos en cuenta que el corto de Las Palmas estaba rodado en Madrid y con actores de Madrid, hasta muchas me resultan esas 87 personas que asistieron al Guiniguada el martes a ver el catálogo.


   Y me explico.
Vete al Festival de Las Palmas el día grande del Foro Canario y echa un vistazo al patio de butacas.
   Verás allí a directores, fotógrafos, actores y actrices, sonidistas, maquilladoras, etc etc y , por extensión, a sus novias, a sus hermanos, madres y abuelas. Pero ¿y el público llano, ajeno a planos y ángulos?


   En 2009, el estreno de "Algo que aprender" de Eugenia Arteaga, cortometraje oficial de CCER de Tenerife, necesitó de dos pases en los Renoir de Santa Cruz para acoger a todo el público que quería verlo. Al día siguiente en el Monopol reunió a unas 14 personas.


   Ese mismo año, nosotros programamos el estreno de tres cortos independientes en el Monopol de Las Palmas. "Aniversario de Nada" de David Delgado, "La Voz del Padre" de Pedro García y "Los Pechos de Paula" , del coleguita que les habla.
   Abarrotamos el Monopol y su sala grande. Hubo gente que se quedó fuera, que por aforo completo no pudo ver los cortos.
   Ese mismo mes llevamos la misma proyección al TEA, los mismos cortos, el mismo estreno, y recuerdo contar 30 personas en la sala.


   Asumámoslo. Lo que hacemos no le interesa a nadie, más allá que a los que nos movemos en este mismo círculo concéntrico onanista. Yo veo tu trabajo y tú ves el mío. 
Y si juegas en casa arrastras a la sala a tus amigos, familiares, novias, ex novias, compañeros de trabajo y a tu abuela con el afán de "llenar la sala".
   Y con esta auto mentira, después reclamamos nuestro espacio propio, colgando en Facebook una foto de una sala llena de coleguitas y gritando a los cuatro vientos que el cine canario a este nivel tiene su público.


   Me parece bien que solicitemos ese apoyo y promoción con el fin de educar las miradas, y conseguir que un público real se interese por nuestras obras, ya que hay muchos trabajos muy interesantes que merecen esa consideración.
   Pero lo que ya no me parece tan bien es que exijamos ese espacio como si ya nos lo hubiéramos ganado.


Conclusión: Ninguna.


   Seguimos rodando.