El blog desde las vísceras de la indigencia cultural por Daniel León Lacave
jueves, 21 de marzo de 2013
Desenfocados
El recorte de profundidad de campo que te da la Canon es algo que por lo visto se la pone dura a los cineastas canarios actuales.
Tantos años de tener enfocadas las paredes y los fondos por lejos que estos estuvieran parece que ha causado estragos en el estilo cinematográfico actual.
De pronto nos hemos visto con el juguete de la escasa distancia focal en las manos y nos ha dado tal ataque repentino, que nos hemos puesto ahí a desenfocar los fondos como locos, a meter todos los planos cerrados en tele, y a juguetear con el trasfoque de una forma que raya lo enfermizo.
Enfoco el primer término y desenfoco el segundo. Venga vale. Pero entonces trasfoco y enfoco el segundo desdibujando el primero... venga, bueno, vale... pero joder, dentro del mismo plano no me vuelvas a trasfocar "porque sí" y me vuelvas a enfocar otra vez el primer término, que ya lo vi antes cuando lo enfocaste la primera vez. No me redundes la información así.
¿Y cuando tienes enfocada la nariz pero la oreja no? ains...
Me pone de los nervios, lo admito. Y es algo que ves cada día mas y mas en el lenguaje cinematográfico actual.
Joder, ni el cine "de verdad" tenía esa escasa profundidad de campo, y sin embargo parece que todo lo que no veamos con esa estética no está en la onda actual.
Supongo que es absurdo hablar de Orson Welles, Kubric o, por citar alguno mas actual, el mismo Tarantino, realizadores que buscaban una gran profundidad de campo, enfocar bien los términos para trasmitir la máxima información.
Inútil supongo hablar de Gregg Toland o Storaro...
Kubric en "El Resplandor" uso la profundidad de campo magistralmente. En las pelis de terror, se tiende a desenfocarlo todo en plano cerrados, para que no se sepa de donde vendrá el terror, mientras que el maestro neoyorquino optó por lo contrario. Planos abiertos, en angular, todo bien visible, para insinuar que el terror no podía venir de ningún sitio, ya que todo el solitario Overlook estaba a la vista, y sin embargo, ese terror estaba ahí.
Por eso creo que nos estamos equivocando. Cada historia "pide" una cosa diferente, cada relato necesita de una fotografía acorde con su narrativa.
Pero nosotros sentimos un orgasmo existencial y artístico cada vez que desenfocamos y enfocamos ahí sin pies ni cabeza...
Pues bueno, pues vale. Cuánto daño ha hecho la Canon de los cojones...