sábado, 1 de febrero de 2020

Reivindicando espacios



   Anoche, último día de este Enero que estrena nueva década, se proyectó en el Café D´ Espacio de la capital grancanaria una sesión de cortometrajes canarios de la mano de los realizadores Manolo Dauta y Bárbara Aguilera. 




A la misma hora pero en la isla de enfrente, en el Instituto de estudios Hispánicos de Canarias en el Puerto de la Cruz, se proyectaban tres cortometrajes de Josep Vilageliu, militante de ese cine leve que a fuerza de resistir por necesidad ha perseverado por convicción, tal y como confesó el actor Norberto Trujillo, reconociendo la influencia de la filosofía leve en el rodaje de su primer largometraje, rodado en Gran Canaria el pasado año. (¿habrá una segunda generación de leves?)




   El café D´Espacio, para quien no lo conozca, es una pequeña cafetería cultural en el barrio de Tomás Morales de Las Palmas, que, con un limitado aforo no mayor de 30 o 40 personas, suele acoger proyecciones y actos culturales casi outsiders, fuera del circuito cultural oficial.
Pequeñas mesitas redondas donde apoyar tu birrita, y una pantalla desenrollable donde visionar los cortometrajes.

El Instituto Hispánico es ligeramente mas grande, pero también se defiende con sus sillas de tijera en una sala cultural alternativa, donde, de cuando en cuando, se proyectan obras canarias de fuera del circuito comercial.

Sitios pequeños, alejados de la espectacularidad oficial de los guiniguadas o los agueres.

El realizador suelta sus palabras de presentación a un público que no está a mas de dos metros de distancia, sin micrófono, ni lejanas últimas filas de anfiteatros.
Los cortos suelen ser obras mínimas, leves, rodados desde esa maravillosa carencia de medios que les confiere una imperfección hermosa y una frescura que no sueles encontrar en esos cortos tan cuidados de los festivales pre goya.

   Manolo Dauta en su presentación de ayer reivindicó estos espacios culturales cercanos, próximos al público, como alternativa a tener que ir a verlo todo al Cuyás.

Y es para reflexionar. 
Estas proyecciones de estos magníficos trabajos, que sin pena ni gloria engrosarán la larga lista de cortos vistos, consumidos y olvidados, coincidió en el tiempo con el anuncio a bombo y platillo por parte de CCER (o como se llame ahora) de no sé qué acuerdo sobre fondos europeos para el cine canario, no sé qué del clúster y de las asociaciones y otras noticias que me resultan tan lejanas ahora mismo, como si habláramos no ya de dos ligas culturales distintas, sino casi que de dos deportes diferentes.

Viendo los cortos de Bárbara y Manolo, y con la mente puesta en la proyección de Tenerife a esa misma hora, no pude evitar mirar hacia atrás en el tiempo. 
¿Cuántas proyecciones como esa, en cafés y bares, habré visto ya?
¿Qué ha pasado con todos esos trabajos?
¿Viajar al pasado y poder ver que cine se hacia en Canarias en el 2006, 2009 o 2011?

Y no me refiero al cine oficial de esos años, aunque tampoco es que sea fácil su re-visionado.
Me refiero a este cine off, outsider, que no existe para las administraciones.
Alguien debería conservar toda esta monumental obra digital, mas allá de los catálogos oficiales, o todo se perderá cuando nuestros ordenadores se queden obsoletos y nuestros discos externos se corrompan y ya no se puedan conectar a ningún equipo moderno.

¿Quién va a hacerlo?