Dar discursos en los eventos, en las presentaciones, escribir en los blogs, reunirte con no sé quien en no sé donde... todo eso está muy bien, pero si no doblas la rodilla para abrir el trípode, o aguantas la pértiga por encima de tus hombros, no sirve de nada.
Y se da una curiosa paradoja en el cine canario, y no sé si en el cine de otras comunidades.
Y es que se supone que la cultura debe estar protegida por las administraciones, y para esa protección, pues se organizan cosejerías, concejalías, se subvencionan asociaciones... y al final, resulta que los funcionarios de cultura, los miembros de las asociaciones, cobran un sueldo fijo, trabajan de nueve a cinco, tienen vacaciones.
Además los invitan a los coffe breaks y cócteles. O viajan a no sé donde para reunirse con no sé quien.
Y esas personas, que salvo honrosas excepciones, son incapaces de rodar un plano ni nada que se le parezca, "viven", pagan su hipoteca, el colegio de sus hijos con un sueldo que cobran por protegernos a nosotros, mientras tanto que nosotros, o la menos la gran mayoría de nosotros, nos arrastramos malviviendo, peleándonos con el mundo para poder ir al Mercadona a comprar mortadela con aceitunas.
Si ustedes le ven algún sentido, yo no , la verdad.
Pero bueno. No tengo nada contra ellos, pero si contra un sistema que permite tamaña absurdez (no sé si "absurdez" sale en la RAE).
Estoy convencido de que si esas personas conocieran nuestra realidad, si hubieran trabajado como ayudantes cuatro o cinco días por 250 euros, comiendo bocadillos durante todo el rodaje, levantándose temprano para comerte una jornada de 10 o 12 horas, bajo el sol, o con frio, cambiarían sus políticas y sus normativas.
Yo les obligaría a rodar bajo sus propias normas, a ver que pasa.
Políticas que además han demostrado ya ser un puñetero fracaso. Llevamos 20 años de revolución digital, 20 años de las mismas políticas y aquí sólo siguen viviendo de esto ellos.
Claro que si hubieran asociaciones de cineastas que les transmitieran esta realidad...
A ver si va a resultar que las asociaciones sólo miran por si mismas y no por el sector, no por todos nosotros...
A ver si va a ser que presionan para influir para que se les apoye a ellos, para que las televisiones autonómicas oferten un supuesto plan de rescate del sector por la pandemia y al final sólo se les rescate a ellos mismos, que además son los que menos necesitan ser rescatados.
Y todo esto con el visto bueno de las administraciones que deberían velar por todos nosotros, que para eso cobran.
Tuvo que venir aquella crisis de la década pasada para que , por ejemplo, el Catálogo se abriera a cineastas independientes, personas físicas, y no sólo a productoras... que ni que estuviéramos en Hollywood.
Pero lo triste es que no lo hicieron por convicción, por creer que era lo justo, por saber que nuestra comunidad autónoma no brilla por su cine industrial sino por sus independientes francotiradores. No. Lo hicieron porque el desmoronamiento del sistema de ayudas provocó la estampida de esas productoras que no estaban dispuestos a poner un euro para una película si no era un euro público. Las mismas que ahora vuelven a casa por Navidad el día de los regalos de Reyes, proclamando su amor al cine canario.
Durante esa etapa, sin nosotros, los independientes, los muertos de hambre, los come mortadela con aceitunas del Mercadona, no había cine, y sin cine no había Catálogo, y sin Catálogo ni ayudas ¿cómo podían ellos justificar sus sueldos de funcionarios de cultura?
A Méliés, en cierta ocasión, un productor le dijo: "Su error, Señor Méliés, fue afrontar el cine como un artista y no como un negociante". A lo que Méliés le respondió: "usted me halaga señor. Sin nosotros los artistas, ustedes los negociantes ¿de qué vivirían?"
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