lunes, 23 de noviembre de 2020

Vivir sin contaminarse


    

Siento cierta envidia de algunos de mi compañeros cineastas que son capaces de vivir sin contaminarse.

No sé como lo hacen. Siguen rodando y pasan de todo.

A mi me hierve la sangre cada que vez que veo pasteleos, cada vez que alguien me cuenta "te digo esto, pero no lo vayas contando por ahí, y menos en tu blog".

Llamadas de reprimenda desde los poderes a periodistas por entrevistar a determinados individuos.

Comentarios del tipo "Me lo dijeron a la cara, en la fiesta del final de festival, la que se hace en casa de este hombre, que a poco que puedan, tú no entrarías jamás con tus cortos a ese festival"... Pero es un festival financiado con dinero público. ¿se puede hacer un cortijo privado, un club exclusivo, con dinero público?

Cuando hay mierdas establecidas que favorecen a los que en teoría se presentan como los garantes y únicos interlocutores válidos para luchar contra esas mismas mierdas. 

Cuando el reparto del pastel es cuestionable, pero no se puede cuestionar si quieres que algún día se les caiga un trocito y caiga en tu plato.

O como cuando se dijo que se iban a adquirir los derechos de emisión de determinados productos canarios como parte de un plan de rescate del sector frente a la pandemia, y luego se rescató a los mismos de siempre, a los que en realidad no necesitaban ser rescatados.

Y de verdad, uno intenta pasar de todo, cansado de pelearte contra las olas del mar. 

Pero no puedes, y tiras de ironía en redes sociales, o de exabruptos viscerales para descargarte. Y eso mismo hace que después intenten meterte en luchas que no son la tuya, aunque lo parezcan.

Yo sé perfectamente donde acaban mis guerras y empiezan las de los demás. Si, ya... la unión hace la fuerza... pero yo , que vi  "La Vida de Brian", sé que en el fondo el Frente Popular de Judea y el Frente Judáico popular son el mismo perro con distinto collar.

 

Sabes el precio que has pagado, y el que vas a seguir pagando. Algunos amigos tuyos se arrimaron al sol que mas calienta y evidentemente les va mejor que a ti. La dignidad no da de comer.

Cierto, no da de comer, pero al menos no vomito lo que como.

Así que lo único que te queda es seguir rodando, rodando tus mierditas con 80 o 90 pavos de presupuesto. Seguir escribiendo en tu blog, y viendo como tu artículo de investigación sobre el personaje de Lucy Westenra, que te tragaste las nueve versiones de Drácula seguidas para escribirlo, no le interesa a nadie, mientras que cuando empiezas a rajar del sistema, y de las ayudas, y sacas sangre, se te peta el blog de visitas.

No sabes si eso es triste o es bueno.

Entonces hablas con tus colegas, y les ves como siguen entusiasmados, planificando nuevos cortos, nuevas historias, levantando pequeños proyectos y viviendo al margen de todo el pastel.

Te transmiten y reactivan esas mismas ganas y tú también te pones ahí a preparar cosas nuevas, pero eres consciente de que es tocar el violín en el Titanic, tratar de hacer arte mientras el barco se hunde.

Pero lo haces, porque, al fin y al cabo ¿qué otra cosa puedes hacer?

 

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