Lucy Westenra es, para quien no la conozca, un personaje femenino secundario de la novela "Drácula" de Bram Stoker. Ya saben, es la mejor amiga de Mina Murray, la protagonista. En la novela se promete en matrimonio con Arthur Holmwood, pero no llegan a casarse porque el Rey de lo Vampiros la mata antes. Una gran parte central del texto de Stoker gira en torno a Lucy, a su enfermedad y a su posterior muerte. Doble muerte, si tenemos en cuenta que la pobre Lucy resucita en la novela para regresar de la muerte convertida en vampira.
Stoker la describe como una muchacha buena, dulce y pura, que representa todas las virtudes de la sociedad victoriana que Drácula viene a corromper.
No todas las adaptaciones cinematográficas que se han hecho sobre "Drácula" abordan de igual manera ni respetan fielmente el personaje en si, ni sus características, y ni siquiera su nombre.
De hecho, hay casi tantas "Lucys" distintas, como películas sobre "Drácula".
Comparar la evolución de este personaje en pantalla a través de los años nos permite analizar la historia del cine, sus códigos, así como el estilo narrativo de varias décadas y épocas cinematográficas
NOSFERATU, SINFONÍA DEL HORROR de Murnau (1922)
SIN NOMBRE / RUTH LANDSHOFF
Ruth Landshoff |
En esta primera versión muda (si no contamos la versión húngara desgraciadamente desaparecida), existe un personaje sin nombre, interpretado por Ruth Landshoff, al que podríamos considerar análogo al de Lucy.
Es la hermana de Harding, quien se podría equiparar con el Arthur Holmwood de la novela.
Su muerte se reduce a una pequeña escena en la que , enferma de la peste que las ratas han propagado por la ciudad por cortesía del conde Orlock, se desploma aparentemente sin vida. Ya no aparece más, ni vuelve a la vida no muerta como en la novela. Orlock ni siquiera la muerde. Murnau se olvida de ella durante casi todo el metraje, siendo un personaje gratuíto y anecdótico.
DRÁCULA de Tod Browning (1931)
LUCY WESTON / FRANCES DADE
Frances Dade |
En la primera versión sonora, basada más en la obra de teatro que en el libro de Stoker, el personaje varía ligeramente su apellido con respecto a la novela.
Lucy Weston es interpretada por Frances Dade , y apenas dura su presencia en pantalla más de dos o tres secuencias.
Drácula la conoce en el palco del teatro y Lucy se convierte en objeto de su deseo mientras las luces se atenúan. Una escena intermedia en la que Lucy y Mina comentan sus impresiones sobre el Conde, sirve para revelarnos a una muchacha rubia, dulce e ingenua que sueña con ser condesa, y actúa de nexo con la escena de su muerte.
Drácula, en forma de murciélago, se cuela en el dormitorio de Lucy y se aproxima a ella lentamente. Lucy muestra su cuello desnudo y cuando Lugosi está apenas a unos centímetros de ella, Browning realiza un fundido encadenado pasando así mediante una elipsis a la secuencia de su autopsia.
En esta versión Lucy no resucita como en la novela. Su segunda muerte como vampiresa se nos hurta a los espectadores.
DRÁCULA de George Melford (1931)
LUCÍA WESTON / CARMEN GUERRERO
Carmen Guerrero |
Ya saben que en los albores del cine sonoro, cuando una película tenía pretensiones de triunfar en el mercado hispanohablante, se solían rodar dos versiones del mismo guión. Mismo planning de rodaje, mismos decorados y vestuario, pero con actores hispanos, ya que aún no se dominaba la técnica del doblaje.
Así que en este primer Drácula hispano nos encontramos con Lucía Weston, encarnada por la actriz mexicana Carmen Guerrero, la cuál, a diferencia de su rubia análoga americana, mostraba una melena morena muy latina, pero un carácter idéntico nacido evidentemente del mismo guión.
Su muerte es prácticamente igual que en la versión de Browning, sólo que Melford cambia el tiro de cámara y la acción, con el Conde Drácula tapando con su negra capa completamente a Lucía, hurtándonos así igual que Browning el mordisco en el cuello, pero dejando ese mordisco no en elipsis, sino tras la capa del conde.
Melford, sin embargo, incluye una escena que su hermana anglosajona omite en el corte final. Vemos a Harker y Van Helsing abandonando la puerta del cementerio tras clavar la estaca a Lucy en su lecho mortal. Sin poner en imágenes esta segunda muerte, sino usando el fuera de campo, esta versión hispana se aleja asi de la anglosajona, al darle un final al personaje coherente con la novela original.
HORROR OF DRACULA de Terence Fisher (1958)
LUCY HOLMWOOD / CAROL MARSH
Carol Marsh |
Han pasado casi 30 años desde la versión de Browning, y el mundo y el cine han cambiado. La productora inglesa Hammer decide resucitar los viejos mitos clásicos de terror, y lo hace a todo color, con un rojo sangre inolvidable para la retina de cualquier cinéfilo.
Aquí nos encontramos con una Lucy que es hermana de Arthur Holmwood y prometida de Harker, en una revisitación de la interrelación de los personajes de la novela.
En esta ocasión recae sobre la joven actriz británica Carol Marsh dar vida (y muerte) a Lucy.
Esta Lucy, al igual que sus predecesoras, abre de par en par su ventana para intencionadamente dejar entrar al Vampiro en su dormitorio, pero a diferencia de las anteriores versiones, hay algo sexual en todo esto. Lucy engaña a su familiares y amigos, mostrándose dulce y recatada, afligida por la muerte de su prometido, pero en cuanto éstos salen de la habitación, su rostro cambia y se reúne secreta y promiscuamente con el Conde, como si de un acto de infidelidad sexual se tratase.
Lucy no muere inmediatamente, sino que, al igual que en la novela original, enferma gravemente de anemia por la sangre sustraida. Finalmente muere tras la visita de Drácula y después de una brillante elipsis en la que no la vemos ser mordida (algo que quizás le deba esta versión a las anteriores de Browning y Melford) y por primera vez en la pantalla se respeta uno de los pasajes centrales que más debieron aterrorizar a los lectores del siglo XIX.
Se convierte en una No Muerta y se dedica a salir de su tumba para comer niños pequeños, hasta que Van Helsing y Arthur dan con ella en mitad de la noche cerca del panteón familiar. Carol Marsh juega con su rostro brillantemente al juego de la perversión sexual ligada a la inocencia y a la pureza.
Finalmente, Van Helsing la atraviesa con la estaca en una simbología de la penetración mas que evidente.
EL CONDE DRÁCULA de Jess Franco (1970)
LUCY WESTENRA / SOLEDAD MIRANDA
Soledad Miranda |
A pesar de ser una película bastante flojita en cuánto a su calidad cinematográfica, este Conde Drácula español de Jess Franco es una propuesta valiente dentro del universo vampírico.
Sus intenciones de acercarse a la novela son claras, a pesar de que el hecho de fichar a Christopher Lee para hacer del vampiro es una concesión evidente a la comercialidad de la época.
Se atreve con escenas que, presentes en la novela de Bram Stoker, ninguno de los realizadores anteriores se atrevieron a incluir (hasta llegar a la de Coppola), como esa secuencia en la que Drácula entrega un recién nacido para que sirva de alimento a sus "novias"
En lo que respecta a nuestra Lucy (esta vez sí) Westenra, en esta ocasión interpretada por una sosa pero bella Soledad Miranda, hay también un intento por mostrar en pantalla acciones que antes se nos hurtaban al espectador.
Por primera vez desde que Ruth Landshoff cayera muerta en Nosferatu (1922), vemos la muerte del personaje en pantalla. sin la típica elipsis de "Drácula entra en el dormitorio" y fundimos a negro a "Lucy ya está muerta", que usaron en las películas previas.
Aquí vemos también por primera vez el mordisco mortal, y lo vemos dos veces, en primer plano, con Lee hundiendo los colmillos en la carne de Lucy.
Por lo demás , poco que destacar. La misma escena del dormitorio en la que una Lucy hipnotizada le abre la ventana a Drácula, pero con muy poca sensualidad en un personaje plano, soso, que apenas tiene dos frases en toda la cinta. Quizás la mejor de sus secuencias sea en la que se lleva a una niña del parque una vez convertida en vampiro.
Respecto a la segunda muerte, Jess Franco la resuelve más o menos igual que todos los demás realizadores. Entran en el mausoleo y le clavan la estaca, en una escena en la que Lucy apenas tiene protagonismo y carece de la fuerza sensual de la versión Hammer. La única diferencia con sus predecesoras es el hecho de , como en la novela de Stoker, después de clavarle la estaca, le cortan la cabeza con una pala, en ese afán del director de acercarse lo más fielmente al texto literario. Además, ya son los 70`s. Podemos mostrar ya cabezas cortadas.
DRÁCULA de Dan Curtis (1973)
LUCY WESTENRA / FIONNA LEWIS
Fionna Lewis |
Fionna Lewis, una sugerente pelirroja, interpreta sin demasiada convicción a Lucy Westenra, en esta película para televisión dirigida por Dan Curtis y con un magnífico Jack Palance en el papel del Conde.
Esta versión le debe mucho a la de la Hammer en su puesta en escena, pero no llega a igualar nunca el trabajo de Fisher.
Además, el guión , firmado por el novelista Richard Matheson, introduce el elemento romántico entre Lucy y Drácula.
Este recurso, copiado de "La Momia" de la Universal, y en el que se basó años después Coppola para su propia versión sobre el rey de los vampiros, convierte a Lucy en la reencarnación de la enamorada de Drácula en el pasado. Así, la motivación del Conde en esta versión es reencontrase con la reencarnación de su amada María, y por eso muerde a Lucy, para convertirla en una vampiresa clon de su desaparecido amor y que le acompañe durante el resto de la eternidad.
Igual que en la versión de Fisher, Lucy deja entrar a Drácula en su dormitorio y el realizador nos hurta nuevamente el mordisco fatal que acaba con ella. En esta ocasión, Arthur y Van Helsing la encuentran muerta en el bosque en una imagen lamentablemente poco elegante a los pies de un árbol, y no en su cama, como las otras veces.
El regreso a la vida de Lucy aquí es mejor que en sus predecesoras, con ella arañando los cristales de la puerta (que después copiaron en el Misterio de Salem`s Lot) para que Arthur la deje entrar, seduciéndolo sexualmente, pero la poca convicción de la actriz estropea una escena que podría haber sido magnífica, ya que el personaje está tan desdibujado que no podemos quitarnos de la cabeza a Carol Marsh y su increible sensualidad en la versión Hammer.
La segunda muerte, la de la cripta, es casi una repetición de esa versión inglesa, pero sin niña comestible y sin esa sangre roja tan Hammer. Eso sí, la penetración de la estaca en primer término y el rostro casi orgásmico de Lucy al serle clavada, es uno de los pocos aciertos de la cinta.
DRÁCULA de John Badham (1979)
(LUCY) MINA VAN HELSING / JAN FRANCIS
Jan Francis |
Quizás sea esta la versión "oficial" más "diferente" del resto de versiones sobre la novela de Bram Stoker, ya que altera por completo no sólo los acontecimientos y sucesos que las versiones anteriores sentaron como base del relato, sino también cambia la interrelación de los personajes e intercambia sus nombres.
No sé si fue una forma de jugar al despiste con un espectador que ya conocía casi de antemano lo que podía suceder, pero aquí Badham intercambia a Lucy por Mina, otorgándoles los roles habituales de la una a la otra.
Así, la Mina Murray de la novela, aquí vuelve a ser hija del Dr. Seward, como en la versión de Browning (ya que ambas beben de la obra de teatro), pero en vez de Mina Seward, aquí le cambian el nombre a Lucy Seward.
Lucy sigue siendo, como en todas las películas anteriores, la misma mejor amiga de Mina, y con el mismo carácter de chica joven, dulce y pura, pero ahora la llaman (sólo por marearnos la perdiz) Mina Van Helsing, y resulta que es hija del Dr. Abraham Van Helsing.
Vaya ganas de liarnos, de verdad. Qué necesidad...
El papel de Drácula recae sobre un joven Frank Langella, con una pinta de latin lover discotequero de los 70`s que no puede con ella.
Es ésta, a pesar de todo, una adpatación realmente interesante de Drácula que merece ser reivindicada por su calidad cinematográfica, al margen de otras consideraciones mas puristas.
Bueno, vamos a lo que nos ocupa, que es el personaje de Lucy... digo el de Mina... digo "el de la mejor amiga de la protagonista".
Jan Francis crea aquí un personaje más cercano al de las versiones de 1931 que a los posteriores de la Hammer. No hay sensualidad apenas en ella.
Sin embargo, hay muchas diferencias con respecto a lo que habíamos visto hasta ahora. Para empezar, en la escena de la mordedura, ella no deja entrar a Drácula en su dormitorio abriendo la ventana, como sus predecesoras, sino que el Conde irrumpe en la habitación rompiendo un cristal de la vidriera y colándose sin permiso. Mina /Lucy se asusta al verlo, se horroriza de hecho. Pero al ver que no se trata de un deforme Orlock ni un psicópata Lugosi, sino del atractivo Langella que parece recién salido de Fiebre del Sábado Noche, pues se desabrocha insinuante su escote.
El mordisco final sigue sin mostrarse, usando el recurso de la elipsis como en todas las anteriores versiones, (excepto en la de Jess Franco, como ya vimos), quizás para sugerir algo más que el mordisco, algo de tipo sexual entre ellos. La muerte se produce mientras el personaje está acostado junto a su amiga. Lucy / Mina entra en colapso, no puede respirar, agoniza y muere en pantalla, y sin una conexión inmediata con la presencia de Drácula.
Otra novedad es la excelente secuencia del brutal ataque que ella comete contra el manicomio de Seward para comerse a un bebé. Una escena de acción violenta y explícita que no habíamos visto antes, digna de cualquier cinta de acción de los 80`s.
Tambien hay un cambio de concepto importante en su apariencia post mortem. No hay nada sensual como en Carol Marsh, vampiresa sexy de la Hammer, sino una No Muerta más próxima a un zombi de The Walking Dead, con su carne putrefacta.
Y para terminar, la segunda muerte es también completamente distinta. No hay Cripta sino unas minas abandonadas que se comunican con su tumba por las que nuestra Lucy /Mina huye y se refugia. Y su muerte parece casi accidental, cuando se atraviesa ella misma con una estaca que Van Helsing mantenía en sus manos para defenderse.
Una Lucy a reivindicar, a pesar de no llamarse Lucy, sino Mina.
NOSFERATU, EL VAMPIRO DE LA NOCHE de Herzog (1979)
(LUCY) MINA SCHRADER / MARTJE GROHMANN
Martje Grohmann |
El mismo año en el que Badham transitaba en una evolución lógica desde Lugosi hasta Langella, con su elegante frac y aires aristocráticos, Werner Herzog hacía lo mismo pero lo contrario: partía del Nosferatu de Murnau de 1922 para convertir otra vez al conde Orlock, (esta vez sí llamado Drácula), nuevamente en un ser monstruoso y deforme.
Además, vuelve a liarnos al igual que Badham intercambiando los nombres de Lucy y Mina en sus respectivos papeles.
Así, la Mina Murray de Stoker es aquí la Lucy Harker casada con Johnathan e interpretada por una bellísima Isabelle Adjani, mientras que el personaje de Lucy toma el nombre de Mina Schrader (para hacernos la picha un lio, será) que estará encarnado por Martje Grohmann.
Al tratarse de un fiel remake de la cinta de 1922, el personaje vuelve a ser anecdótico y sin ningún peso en la historia, apareciendo unos breves minutos en total en la pantalla.
Su muerte, igual que en la primera Nosferatu, es superflua, con la diferencia de que la primera moría aparentemente por la peste, mientras que en esta ocasión, Lucy / Mina aparece muerta en el suelo de su casa con sangre manando de su cuello, dando a entender así que es una víctima del vampiro.
BRAM STOKER´S DRACULA de Coppola (1992)
LUCY WESTENRA / SADIE FROST
Sadie Frost |
A ver... ¿te aburriste leyendo el post, más o menos a la altura de la reseña sobre Jess Franco, y le diste para abajo para llegar a la de Coppola? Vale... pues aquí está.
Sadie Frost es Lucy Westenra en la que se nos vendió como la única adaptación realmente fiel de la novela de Bram Stoker. De ahí la inclusión de su nombre en el título.
Y ciertamente, es la única de las versiones en la que la interrelación entre los personajes, sus apellidos y los acontecimientos y lugares son exactos a la novela. Pero vamos, que hasta ahí llega la fidelidad al texto.
Para empezar, Coppola copia la historia de amor atemporal de "La Momia" de la Universal y del "Drácula" de Curtis, y recrea ese romance de reencarnación de la amada muerta, pero entre Mina y Drácula, en vez de con Lucy como pasaba en la versión televisiva con Jack Palance.
Y luego juega a invertir el mensaje de la novela. Para Stoker, los ingleses representaban todo lo bueno, justo, honrado y decente de la sociedad victoriana, y Drácula era el monstruo que amenazaba con corromper esos valores y esa forma de vida. Pero Coppola le da la vuelta, y los ingleses conforman un abanico de la hipocresía de esos valores victorianos, mientras que Drácula es un ser que se mueve y actúa impulsado por un amor infinito que va más allá del tiempo.
Así, el Dr. Seward es un drogadicto que se pincha a solas en su despacho. Van Helsing es un fanático desequilibrado... ¿Y cómo afecta esto a nuestra Lucy?
Pues es aquí donde más notamos el juego inverso de Coppola.
Lucy, que para Stoker era una chica dulce y pura, llena de bondad e inocencia, a la que Drácula corrompe y pervierte, Coppola nos la muestra desde su primera aparción como una casquivana "calientabraguetas", más desinhibida sexualmente que la reprimida de su amiga Mina.
Sus primeros instantes en pantalla ya tienen que ver con un libro del kamasutra que Mina hojeaba en secreto.
Luego se acerca a Quincy Morris y le hace una insinuación sexual, después de decirle a su amiga que "ella sabe lo que los hombres quieren". Coquetea y se insinúa abiertamente con Holmwood y Seward...
¿Y a qué coño viene ese beso en la boca con Mina en el jardín bajo la lluvia?...
¿Cuál es, para mi, el problema de todo esto? Que para Stoker, (o por ejemplo también para Terence Fisher), Drácula corrompe y pervierte toda la bondad y pureza de Lucy, convirtiéndola así en lo contrario de los valores que ella representaba, mientras que en la versión Coppola, todos esos valores no están de antemano en Lucy, ya que el "libertinaje", como dice Mina en voz en off, es su marca de identidad. Por lo tanto, Drácula no corrompe nada, solo la desinhibe aún mas, si cabe, erotizando el personaje hasta unos límites ciertamente grotescos, en un ejercicio de exacerbación del concepto.
Y ya saben que, en el cine, cuando se exagera el concepto, se diluye el mensaje.
Es innegable que Coppola realiza aquí una brillantísima puesta en escena, visualmente potente. Un ejercicio cinematografico impresionante. Diez sobre diez. Además resulta evidente que el tipo se vio todas las películas anteriores de esta lista para extraer lo mejor de cada una de ellas y construir así una bella obra gótica espectacular.
Pero en aras de la búsqueda de esa espectacularidad (que consigue sobradamente) hay una pérdida de la sutileza y de lo sugerente, que cede el paso a lo ampliamente explícito y evidente.
Y me explico. Creo que todos sabíamos ya, viendo las versiones anteriores desde Lugosi hasta aquí, que había algo sexual en la forma en la que Drácula ataca a Lucy. El mordisco en el cuello siempre fue metáfora del sexo y de la perversión con la que el Conde "infecta" la inocencia de Lucy. Lo vimos en la de la Hammer de forma sutil. De ahí todas las elipsis y fueras de campo de la anteriores películas. Lo habíamos entendido ya, de verdad.
Pero aquí vemos incluso a Lucy fornicando con el lobo en el que Drácula se transforma. Todo es demasiado explícito. Lucy paseándose en éxtasis por el jardín con su voluptuoso traje rojo color pecado... ¿se puede ser más evidente? ¿se puede...?
La primera escena del dormitorio aquí se nos presenta en fuera de campo, a diferencia de las versiones anteriores. No hay una Lucy hipnotizada abriéndole la ventana al vampiro e invitándole a entrar, sino que Seward y Van Helsing acuden prestos al escuchar ruidos extraños en la habitación justo para ver como la sombra de Drácula desparece por el ventanal, y Lucy se retuerce en su cama con un innecesario pecho al aire.
Respecto a la primera muerte de Lucy, aquí está montada en paralelo con la escena de la boda entre Mina y Harker, dando a entender que Drácula la mata en venganza porque su enamorada se casa con otro. Esa idea subyace levemente también en la de la Hammer, en la que la muerte de Lucy es una venganza por la muerte de la mujer vampira a manos de Harker en el castillo de Transilvania.
Naturalmente, la escena no es nada sutil. No hay elipsis ni fueras de campo. Drácula se transforma en lobo, rompe la ventana y se lia a morder a una ya moribunda señorita Westenra, con litros y litros de sangre salpicando la habitación como si del ascensor de El Resplandor se tratara.
Y en la segunda muerte, cuando ya es vampira... Aquí ya Coppola pierde el norte con respecto a lo que significa la palabra sutileza.
Van Helsing y los otros han ido a la Cripta, han abierto el ataúd y, claro, Lucy no está allí. Tras unas explicaciones superfluas por parte de Van Helsing, Lucy entra en la cripta, vestida con su mortaja blanca / traje de novia (uy que metáfora) con un bebé en brazos, evidentemente para hincarle el diente.
Cuando se ve descubierta, se insinúa sexualmente a Arthur, su prometido, con unos diálogos muy poco sutiles, con una exageración tan explícita, y muy alejada de la sugerencia implícita que nos mostró Carol Marsh tres décadas antes. Van Helsing la interrumpe con su crucifijo y recibe en su cara un más que gratuíto chorro de sangre vomitada por Lucy, en plan la niña del exorcista.
Luego Arthur le clava la estaca en el corazón. La sangre sale a borbotones. Le cortan la cabeza y ésta sale volando en cámara lenta... (todo muy sutil...).
La escena, desde el punto de vista cinematográfico, desprende una planificación brillante y una mejor puesta en escena. No lo voy a negar. El cabrón de Coppola sabe dirigir... pero... joder, yo que sé...
¿Es Sadie Frost la mejor Lucy del cine? Podríamos decir que sí, (aunque yo siento debilidad por Carol Marsh), pero lo cierto es que es esta Bram Stoker´s Dracula de Coppola la única cinta que le otorga al personaje de Lucy Westenra el protagonismo y el desarrollo narrativo que se merece. Todas las anteriores versiones pasaban un poco como por encima de ella, cuando realmente, si uno analiza la trama, y obvia la historia de amor y reencarnación añadida, la subtrama de Lucy representa realmente el eje de toda la parte central de la historia. Si quitamos el pegote romántico, toda la narración gira en torno a su enfermedad y sus dos muertes.
ALGO PASA CON LUCY
Bueno. y hasta aquí llegamos.
Me habré dejado versiones y Lucys en el tintero sin duda, pero creo que esta lista ilustra a la perfección la evolución del personaje a lo largo de la historia del cine. Desde la Ruth Landshoff irrelevante y anécdotica de 1922, a una Sadie Frost que setenta años después es capaz de robarle el plano y comerle la escena a Mina (Wynona) Murray, la propia protagonista de la historia.
Como conclusión, podríamos añadir que todas las Lucys, a pesar de sus diferencias, son todas un personaje trágico.
Al fin y al cabo, en todas las películas, Drácula se "divierte" con la rubia, pero se "casa" con la morena...
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