miércoles, 27 de septiembre de 2017

Subvenciones. Donde dije "digo" sigo diciendo "digo".


Ayer me despiertan con un whatsapp avisándome de que desde el Gobierno de Canarias nos habían subvencionado un proyecto de cortometraje.
20.000 euros.

Mi primera reacción fue de entusiasmo. ¡Madre mía, 20.000 euros!
Llevo dieciséis años haciendo cine, dos largometrajes y diecinueve cortos, y creo que si sumas el presupuesto de todos esos trabajos juntos no sumarían 20.000 euros.

Me duché, me vestí y salí a la calle porque precisamente ayer tenía yo cita en el Inem para el tema de la prestación. 
430 euros al mes por ser padre soltero, hijos a mi cargo o algo así...

De camino a la oficina del Inem iba pensando en todo esto.
Rodar un corto con 20.000 euros...

Sé que este corto no podía rodarse sin ayudas. No es cine leve, que pueda acometerse sin presupuesto, pero...

Sigo pensando lo mismo. Que este no es el camino. Que en nada contribuye a la creación de industria.
Esa industria necesaria para, entre otras cosas, que yo no tuviera que ir al Inem esa mañana a solicitar ningún puñetero subsidio de 430 euros con el que malvivir los próximos meses.

El cine es un bien cultural que hay que proteger, vale, de acuerdo, pero si no creamos industria, un sistema que permita a los sonidistas, maquilladores, directores de arte, scripts, fotógrafos etc etc vivir de su trabajo ¿qué estaríamos protegiendo?
Nosotras y nosotros somos el bien cultural, protejánnos a nosotros.

Y para eso, creo yo, el camino no es darme a mi 20.000 euros para que ruede un corto, sino usar todo ese dinero (dos millones de euros creo haber leído por ahí) en apoyar políticas proteccionistas para nuestro cine. Cuotas de pantalla en las salas, obligación de nuestra televisión autonómica canaria (la de todos) de comprar y emitir cine canario.
Facilidades legales. ¿Ruedas un largo con el dinero de tus ahorros, o dinero privado que consigas, y luego te aburren con trámites y papeleos inviables, reclamándote seguros sociales, altas y no sé que demonios que no se corresponden con la realidad del sector?

No me malinterpreten. Yo soy el primero que defiende la legalidad de contratos y altas, pero lamentablemente esa no es la realidad. Cuando tengamos una industria ma apuntaré el primero al sindicato.

Si yo sé que la tele tiene que comprar mi trabajo por ley, si sé que va a estar en taquilla del multicines al menos una semana por ley, quizás me arriesgue a gastar mis ahorros en una película, y quizás haya empresarios dispuestos a invertir en ella ya que la ley les garantiza algo mas que el arrojarse a la piscina de los festivales.

Así un día cuando un espectador desvinculado pase por el Monopol y vea el cartel de una peli canaria, quizás le de por entrar. Y es entonces cuando nos toca a nosotros hacer que ese espectador vuelva a entrar en una sala a ver una película canaria.

Es así como se crea una industria, con medidas encaminadas a la exhibición y distribución, y acercando nuestras obras al público.

Subvencionar un sector sin consumidores es tirar el dinero de los contribuyentes. 
El tomate y el plátano se subvencionan, porque hay quien compra tomates y plátanos, pero ¿quién compra nuestro cine?

Y la profesionalización del sector no va a llegar invirtiendo en formación, sino invirtiendo en industria. 
Mi padre decía que cortando huevos es como se aprende a capar.

¿Para qué hacemos estudiar a las nuevas generaciones realización, sonido, producción, si luego no existe una industria que absorba a todos esos profesionales, y tendrán que irse a currar a la hostelería o a la construcción? ¿Qué sentido tiene?

... y me callo ya. que me pongo nervioso.
Podría hablar de los fallos del modelo de concesión, de que haya que justificar el total presupuestado en vez de lo concedido, como si eso fuera posible hacerlo sin chanchullos... pero ¿quién tiene ganas?...

Bueno, les dejo que tengo que rodar un corto... con el dinero de ustedes. Tengo que hacerlo lo mejor que sé, porque creo que hay cierta responsabilidad civil en rodar con el dinero del pueblo...