sábado, 14 de octubre de 2017

Pan para hoy...



-¿Te apuntas a mi rodaje? Tengo subvención, o sea que hay pasta para trabajar.
-Hombre, me apunto, sí, pero te puedo echar una mano por las tardes y los fines de semana, porque por las mañanas curro...
-Ya, pero te voy a pagar por tu trabajo...
-Sí, pero aunque me vayas a pagar, no voy a dejar mi trabajo de todo el año por currar cuatro jornadas.

-Hola, necesito una actriz, es remunerado ¿Cuento contigo?
-Claro, pero los findes no puedo, porque curro de camarera...
-Pero te voy a pagar, es remunerado...
-Sí, pero no voy a sacrificar el curro que me da de comer por un papel de cuatro días, por mucho que quiera dedicarme a la interpretación, tengo que comer el resto del año.

Y es así. 
   Da igual que tengas una subvención para rodar tu proyecto, porque no hay una industria que mantenga la actividad de los profesionales durante todo el año.
Es cierto que sí, que hay algunos que sí, que están metidos a nivel industria, que hacen palmeras en la nieve y no se qué de Filipinas pero ¿Puedes pagarlo con 20.000 euros de presupuesto total?
¿Puedes pagar 3.000 al director de arte y 5.000 al director de fotografía? ¿Y otros 5.000 para la empresa de servicios?
¿Y el resto del corto con que lo haces?

No me des un pez, ni me des una caña. Está bien que me enseñes a pescar, pero si no hay industria pesquera ¿Que hago después con el pescado?

Estas subvenciones no crean industria. Estoy aburrido de decirlo. Jamás crearán el tejido necesario para que nuestros talentos, que los tenemos a patadas, se profesionalicen.

Y ojo. Profesional y amateur no quiere decir nada. Amateur no significa "malo". Significa que no vives de esta actividad por muy bueno que seas.

Esta es la realidad, de la que no saldremos nunca dándole 20.000 euros a una productora para que se busque la vida para rodar un corto.

¿Y por qué?
Pues porque no hay un mercado donde buscar el afán de lucro con un cortometraje.
Si vas con un proyecto a un productor lo primero que te dice es "vamos a presentarlo a las ayudas a ver".
Nunca te dirá "guau de puta madre este guión, espera que voy al banco y saco 20.000 euros y los rodamos".
¿Por qué?
Porque no hay forma de recuperar ese dinero. Porque la tele canaria te paga 600 euros por poner tu corto el dia de Canarias si es que has entrado en el catálogo. Porque no hay un público que pague lo suficiente por ver tu corto como para que tu te plantees invertir en él y pagarle a tu equipo lo que corresponde a su talento.

No voy a insistir más, pero... ¿cuotas de pantalla? ¿adqusición de derechos televisivos por ley?

Y de repente haces un corto cojonudo y una productora de la península te ficha para que dirijas algo para la industria. Pero la camarera que te hizo de actriz, y el director de arte que trabaja en publicidad se van a quedar aquí. No te los vas a llevar contigo.

Seguiremos así. Pagando testimonialmente como podamos a nuestros colaboradores cuando encuentren un hueco tras su jornada laboral, cuando haya dinero público, o si no lo hay, prometiéndoles que si el corto funciona y gana algún festival repartirás el premio.

Quizás el problema está en otro sitio. 
   Quizás los administradores o los políticos, no lo sé, encargados de elaborar las normas y las reglas de los programas y los presupuestos de cultura sean personas que se sientan tras unos despachos con aire acondicionado, y que jamás han tenido que arrodillarse para abrir un trípode, o jamás han mantenido una pértiga de sonido por encima de sus cabezas.

A lo mejor ese es el problema...