Siempre es de agradecer que se proyecten cortometrajes canarios en las salas de nuestra ciudad, y mas aún si se proyectan con una buena calidad de imagen y de sonido.
Y eso es lo que en la tarde noche de hoy el Multicines Monopol de la capital grancanaria ha tenido a bien ofrecernos.
En esta ocasión le ha tocado el turno a cuatro cortometrajes procedentes de la isla de Tenerife, lo cuál ha hecho que la sala mediana nº 5 del Monopol no se llenara sino a media entrada. Ya saben, el handicap de jugar fuera de casa.
Así todo, la valoración de asistencia, a mi juicio, da positivo en la balanza.
Tras las palabras de presentación, que me sonaron algunas de ellas extrañamente familiares, la sesión comienza con "Solo una noche" de Alejandro Rod.
"Solo una noche" parte de una premisa interesante. Es un modesto corto, de buena factura visual gracias a su estética, que nos cuenta una peculiar historia de amor de una pareja que acaba de encontrarse el uno al otro en curiosas circunstancias.
Interpretaciones aceptables.
Adolece, a mi juicio, de una banda sonora musical mal encajada con la imagen, redundante en lo emocional e irritantemente repetitiva.
Nadie aplaude al terminar. El público está muy frío aún. Quizás sea cosa del aire acondicionado.
"Rythmus" de Jairo López es un sugerente cortometraje, lleno de imágenes poderosas cargadas de una importante fuerza visual que atrapan en un principio la mirada del espectador.
Rodada en un casi invernal Berlín, la ciudad se convierte en un personaje mas de la trama, acompañando así a dos (creo entender) extranjeros perdidos sin rumbo en sus calles.
Ambos, chico y chica, deambulan por la ciudad buscándose sin saberlo mutuamente, hasta encontrar el ritmo que les permita adaptarse a los fríos paisajes urbanos que les rodean.
Lamentablemente, esa fuerza visual inicial se diluye por culpa de un excesivo metraje y una reiteración de planos y no-situaciones que acaban, por repetitivos, de desinflar la película y hastiar la mirada.
Con un poco de tijera en la mesa de montaje, en mi opinión, "Rythmus" podría haber sido un trabajo muy interesante.
"Nogod" de Alberto García Martín es, a juicio del que escribe, el corto más agradecido de ver de esta noche.
Original e imaginativa, esta cinta nos ofrece un interesante duelo interpretativo entre sus dos actores protagonista: Felix Gómez y Antonio Cifo, duelo que en mi opinión, gana por un estrecho margen, casi por el average, Antonio Cifo.
Un paraje desértico, dos "agentes" con la misión de hacer volar una casa perdida en medio de la nada, y una banda sonora musical consistente en el sonido del viento, hacen que esta película te atrape en su trama, esperando el desenlace.
Bien dirigida, sin alardes ni prepotencias.
Y "Veneno" de Jonay García.
Este corto me sigue pareciendo, después de verlo por segunda vez, un despropósito.
Un hospital medio abandonado, un médico y una paciente.
Pasillo arriba-gritos-pasillo abajo-mas gritos...
Y esta debacle no es por culpa de su director, cuya realización sin ser brillante ni mucho menos, roza lo "académicamente correcto".
Ni por culpa de su fotografía, la cual consigue crear una atmósfera narrativamente acorde con la trama.
Ni por los actores.
No, la culpa es de un montaje arrítmico y un guión sin sentido, mal construído, mal escrito en sus pocos diálogos, y cuya evolución dramática roza lo infantil.
Un corto desaprovechado, que contiene aspectos que si se hubieran explotado por encima de otros, podría haberse acercado a un aprobado.
Lástima.
Y ya está.
Y como decía mi ex después de hacer el amor, "gracias a todos por venir".