Cuenta conmigo (Rob Reiner 1986)
Cuando uno se acerca peligrosamente a los cuarenta, es fácil mirar atrás y hacer recuento de daños. ("recuento de daños Sr. Murdock" que decía el Capitán Smith)
Nada puedes cambiar, y por eso la nostalgia se adueña de los momentos intensos (buenos y malos) de tu vida, congelándolos en tu retina emocional.
Y si tienes cierto espíritu creativo, la película está servida.
El cine nos ha brindado grandes títulos dentro de estas constantes: "American Grafitti" (George Lucas 1973), "Adios a la inocencia" (Richard Benjamin 1984), "Verano del 42" (Robert Mulligan 1971), "Cuenta conmigo" (Rob Reiner 1986) y un largo etcétera en los que sus creadores se abandonaron al estéril ejercicio de plamar sus recuerdos de juventud de forma mas o menos autobiográfica.
Supongo que influirá bastante el contexto histórico en el que viviste tu juventud. Si tenías veinte años cuando la guerra civil, o la Transición, pues lo tienes más a huevo...
American Graffitti
Inevitable, como digo.
Y es que de los veinte a los treinta es la época mas cojonuda de la vida, empiezas a disfrutar de una libertad que hasta ahora no habías conocido, y empiezas a vivir en un mundo que te parece que está ahí sólo y únicamente por y para ti.
Ay pero se pasa volando. Se escapa de las manos como el agua entre los dedos.
Y un buen día, de pronto, abres un ábum de fotos y te quedas helado.
¿quién coño es ese tipo joven, sin barriga, sin canas ni entradas, con esos aires de "háganse a un lado que aquí estoy yo", que me observa con mirada inalterable desde esas páginas?
Y tratas de recordar lo que pensabas y lo que sentías en cada uno de los momentos que corresponden a cada fotografía. Cuesta un poco, pero cuando lo consigues no debes dejarlo escapar. Ponlo por escrito o volverá a desaparecer hasta que el próximo virus nostálgico te invada el organismo.
Y ya que lo tienes escrito ¿por qué no rodarlo?
Bueno, es dificil, no se crean. Ambientar la ciudad, sus calles, sus habitantes y sus coches a principios de los Noventa. Lo más fácil es casi que las actrices se peinen con "la ola" si es a finales de los Ochenta, o con el flequillo recto aquel de Brenda en Sensación de Vivir si ya te metes en los Noventa... pero todo lo demás es sumamente complicado (léase caro).
En nuestra filmografía canaria, ha habido algún intento no muy acertado de algo parecido, pero, a mi juicio, estas historias no pueden ser rodadas por veinteañeros para los que la nostalgia es aún un ejercicio imposible. No se puede echar de menos lo que está sucediendo aquí y ahora... ¿no?.
Bueno, cada uno en su estilo.
Si yo rodara algo así, caería sin duda en la auto trampa de la música con la conviví a los veinte años. Música de orquestas, de verbenas, ayer encontré la flor que tú me diste...
Mostraría la Cultura del maletero, que no era otra cosa que el actual botellón en los coches aparcados...
...pero también me gustaría mostrar algo más que un facilón ejercicio de nostalgia.
El cine, cuando se acerca al cosmos de la juventud. tiende a irse a los extremos. O bien asistimos a la exageración de una mirada a la juventud de clase alta, a sus vicios, al nihilismo y hedonismo de una generación que lo tiene todo, como es el caso de "Historias del Kronen" (Montxo Armendáriz 1995), o bien nos vamos al otro extremo, como en el "Barrio" (1998) de León de Aranoa, mostrando a la juventud de las clases bajas ante sus problemática social y económica.
Historias del Kronen
Bien, pero ¿Y la película sobre la juventud de clase media? Supongo que se habrá hecho ya, pero también intuyo que es más espectacular el irte a los extremos. Hay mas caldo de cultivo para dotar de situaciones atractivas un guión plasmando los excesos de la clase alta, o la ley de la selva de las clases marginales, que si nos ponemos a hablar de una juventud aparentemente sin conflicto social.
Pero para mi es un error, ya que si queremos realmente retratar fielmente a la juventud, la gran mayoría de jóvenes pertenecen a este espectro social, y es aquí donde encontraremos las preguntas adecuadas.
Claro que es más espectacular vestirte de Larry Clark y vomitar basura tipo "Kids" (1995), y filmar drogas, palizas, marginalidad etc etc, que filmar al joven que no termina sus estudios, que se va a la mili, que cuando sale no sabe en que trabajar...
Pero uno es la realidad, y lo otro es la exageración sesgada y sacada deliberadamente fuera de contexto.
No sé lo que preferirán ustedes ver. Yo, al menos, lo tengo claro.