CUANDO EL CINE LEVE HABLA DE CINE LEVE...
Un Sábado por la mañana, a eso de las nueve. Un pequeño grupo de "indigentes culturales" toman por asalto la oblicua plaza de Perojo de la capital grancanaria.
Apenas siete personas, pertrechadas con cámara, trípode, pértiga y un panelito reflector (por aquello de dar un rellenito allí dónde haga falta).
¿Sus nombres? Los habituales, claro ¿quién si no?
-¿dónde va el primer tiro?- De aquí hacia allá- Tenemos el sol de espaldas...
-Una duda... ¿este plano...?- Así, de abajo arriba- te gusta más un contrapicado que comer...-
Un guión que llevaba un par de años dormido en el ordenador. Una actriz maravillosa, con las ganas y la convincente capacidad de hacérmelo rescatar de su letargo virtual. Un actor impresionante, con la facilidad de improvisación y de dar vida propia a unas palabras que, quizás sobre el papel, hubieran adolecido de sentido. Dos intérpretes, vámos, en estado de gracia.
Un equipo entregado, mínimo en cantidad, infinito en calidad.
Algunas ausencias, imponderables... lástima.
Y otras caras nuevas, bien. Pero en conjunto, los mismos, esos que se apuntan a tu bombardeo.
Nada que declarar. El sol nos respetó, mas o menos, asomándose tras el filtro de las nubes. Algunos mirones... es lo que tiene rodar en la calle... pizza y sandwiches (esta vez no había para más).
Terminar a las seis, que a las siete me tengo que ir a currar...
Y poco más, poco más... ¡ah sí! ¿la historia?
Pues muy nuestra, de los que hacemos cine, o de los que queremos hacerlo, o de los que ya no queremos hacerlo. Demasiado cercana, demasiado dolorosa.
Un relato sobre eso que llamamos "el estado de gracia"... y que ya no sé donde demonios está, ni siquiera si estuvo alguna vez.