martes, 19 de abril de 2011

Entre fantasmas...

DONG... DONG... LAS DOCE EN PUNTO... LA HORA DE LOS FANTASMAS... ACOJÓNENSE AMIGOS... 





Tengo un amigo que rodó un corto hace años. Era su primer corto. Lo pagó de su bolsillo. Una vez rodado, una productora quiso entrar en el proyecto y presentarlo a las ayudas a producción. A pesar de ya estar rodado, aunque no editado ni sonorizado, la administración le otorgó a la productora una sustancial subvención. 
La productora repartió el dinero con mi amigo a medias, embolsándose una buena cantidad por no haber hecho nada. La mitad de ese dinero, la parte que le tocó a mi amigo, ni tan siquiera llegaba para cubrir los costes que él mismo había invertido en la producción.


   El corto se kinescopó y después de eso, la productora se despreocupó del producto. Fue mi amigo, en calidad de director, el que tuvo, con sus escasos recursos, que tratar de mover el corto como buenamente pudiera.


   Lo envió a varios festivales, entrando en algunos y en otros no.
   Por supuesto, trató de que su corto se pudiera ver en el Festival Internacional de Cine de su ciudad. Aquí viene lo bueno.
   Mi amigo había rodado otro cortito, muy humilde, con apenas 100 euros de presupuesto, y presentó los dos trabajos al festival de su ciudad. Cuál no fue su sorpresa cuando comprobó que el corto mas humilde, hecho casi en calidad de ejercicio y para pasar el rato, había entrado en la selección, mientras que el otro se había quedado fuera.


   Daba igual que la calidad de uno fuera muy superior a la del otro. Daba igual que fuera el único cortometraje con copia en 35mm de su provincia ese año. Daba igual el esfuerzo económico y humano invertido. 
La realidad es que, al seleccionar el mas pobre de los dos, mi amigo se quedaba sin opciones en ese certamen. Sí, su nombre se leería, pero en un trabajo mucho mas pobre y mediocre.


   Mi amigo trató de que el seleccionador (uno sólo, ya que por aquel entonces no estaba de moda eso de los comités de selección) cambiara de idea, que valorara la posibilidad de cambiar el corto mas pobre por el otro. Expuso argumentos como el esfuerzo, el dinero invertido, la ilusión de casi 20 personas, el soporte en 35mm... pero no hubo forma.
   El seleccionador se mostró ciertamente enojado con la propuesta, y apuntó el nombre de mi amigo en su lista negra mental. Incluso cuando, al año siguiente, ese corto obtuvo un premio en cierto festival, el seleccionador intentó desprestigiarlo, o bien para no reconocer su error, o bien para joder a mi amigo.


   Al año siguiente, mi amigo trató de repetir la jugada. Con el poco dinero que le había quedado del chanchullo de aquella productora, y por principios, rodó otro cortometraje, y lo presentó a las ayudas. El comité apreció un buen guión y un buen proyecto, y tenía ya decidido concederle la ayuda. Pero entonces... "alguien" entró en la sala y proclamó a los cuatro vientos que ese corto ya estaba rodado, que no se podía dar dinero a producción para algo que ya estaba producido. 


Resulta paradójico, ya que el año anterior eso no había importado, y además, no había nada en las bases que específicamente lo prohibiera,y se de buena tinta que eso se ha hecho mas veces después, hasta el punto de que, por presiones de amigos y cuñados,  actualmente se ha admitido legalmente esa práctica. 


Pero... ¿Adivinan quién fue el fantasma desconocido que entró en la sala para impedir que a mi amigo le concedieran la ayuda? Exacto, el seleccionador del festival. Quizás nadie vea incompatibilidad manifiesta en estar en el comité de subvenciones y en ser el seleccionador de un festival al mismo tiempo... y quizás nadie vea la animadversión de ese fantasma hacía mi amigo, porque se atrevió a cuestionarle en una ocasión


   La carrera de mi amigo prácticamente terminó allí. Ya no disponía de dinero para seguir rodando, y de la productora chanchullera de su primer corto mejor ni hablar.


   Y no puedo evitar pensar cuán diferente hubiera sido la vida de mi amigo, si ese fantasma no hubiera entrado en la sala aquel día. Hubiera sacado su corto adelante, lo hubiera kinescopado, su corto hubiera recibido el apoyo y la promoción necesaria... ¿quién sabe dónde estaría ahora? 
Y si su primer corto hubiera estado presente en ese primer festival, tal vez... sólo tal vez, eso le hubiera abierto las puertas de otro, y de otro... ¿quién sabe?
Y si el productor chanchullero hubiera hecho su trabajo, encargándose de promocionar el corto, en vez de embolsarse aquella pasta y desentenderse... ¿quién sabe?


Son las doce en punto... los fantasmas acomplejados y mediocres salen de sus tumbas, e incapaces de rodar sus propias obras por falta de talento, tratan destruir a los demás, de colocarse (sabe Dios cómo) en puestos estratégicos para presionar desde ahí... de convencer a jurados de que el premio ha de ser para este o para el otro, de frenar carreras...


En fin... saludos amigos, que diría Walt Disney.