jueves, 20 de marzo de 2014

Amorfos

 
Debió ser allá por 1988.
      Fuímos al cine en pandilla, porque a los 15 años se va al cine en pandilla, no sé porqué.
La peli la eligieron ellos (realmente fueron ellas) pese a mi leve oposición: ¿"El terror no tiene forma"? ¿Pero que mierda es ésa? dije yo, que ya empezaba a hacerme el fantasma en plan soy el guay que entiende de cine, que sabe quien es Hitchcock, Truffaut, que admira a Scorsese y a Kubrick...

   Me senté al lado de una morenita muy guapa con gafitas de cuyo nombre no logro acordarme. Cosas de la edad supongo, aunque desde entonces tengo una extraña atracción por las mujeres con gafas. De hecho, tengo un guión que se titula "El hombre que se enamoraba de las mujeres con gafas" pero esa es otra historia.

   A los 15 minutos de peli yo exclamé: "Pero si esto es un remake, de una peli antigua de los años 50 con Steve McQueen, The Blob, que en España se llamó La Masa Devoradora..."

..."ya verás, ahora van al cine, y la cosa se mete en el cine y se come al proyeccionista y después ataca a la gente que está viendo la peli... ¿ves? ¿ves?... es un remake"

La morenita con gafas me miraba como pensando "ñññññremake, ññññremake... puto friki



   Curiosamente, a mis amigos, incluyendo a la morenita con gafas, les encantó la peli, mientras que a mi me pareció una mierda que insultaba a la original... ñññññññññlaoriginal... puto friki....

   Ayer volví a verla, y lo cierto es que me encantó a pesar de ser mala. Supongo que he completado mi paso al lado oscuro del frikismo. Si pudiera preguntarle a la morenita con gafas sin nombre, hoy, 26 años después, si aún le gusta esa película, con sus muertes truculentas y su casquería de tripas y sangre, no sé lo que me contestaría.

"The Blob. El terror no tiene forma" (1988) de Chuck Rusell, con guión de Frank Darabont, que después asombraría al mundo con sus walking deads, era, en efecto un remake de "The Blob. La masa devoradora", cinta de ciencia ficción de serie B de 1958 dirigida por Irvin Yeaworth.

   Un meteorito cae del cielo, trae una masa gelatinosa dentro que se libera y empieza a papearse a todo cristo viviente haciéndose cada vez mas grande a medida que comía. Unos jóvenes del pueblo lo descubren y bla bla bla...

   Hasta aquí todo normal, o no.

Si comparamos ambas cintas, al margen de las evidentes diferencias técnicas referentes al bicho gelatinoso, (que en la versión de 1958 es un blandiblup de juguete torpe pero encantadoramente animado, y en el remake ya hablamos de un repugnante látex "ligeramente" mas creíble) podemos observar divergencias dervidas de las tendencias de las épocas.

The Blob (1988)



The Blob (1958)

   
   La de 1958 puede ser, como casi todas las de ciencia ficción B de la década, una alegoría sobre la amenaza del comunismo,  o puede no serlo, quién sabe... mientras que en la de 1988 el bicho que cae del cielo no es casual, sino que es un experimento biológico de la CIA.
   "Esto adelantará años la lucha de Estados Unidos contra la Unión Soviética" dice el científico, y uno no deja de esbozar una sonrisa al pensar que en 1988 al Muro de Bern apenas le quedaba un año de existencia.
   Las dos visiones responden al momento político en el que ambas versiones se rodaron, y eso le otorga un interesante enfoque al visonado continuo de las mismas.

   Por supuesto, en el remake las muertes son desgradables y vomitivas, también propio de las cintas de terror de los 80. Incluso la muerte de la pobre Erika Eleniak (después de ser besada por Eliott en E.T. pero antes de correr en bañador rojo por la playa en cámara lenta) bebe directamente de un referente claro como es "La Cosa" de Carpenter, rodada en 1982, donde la masa informe también lanza tentáculos a cascoporro para tragarse a la peña.

   Naturalmente, la Cosa está mejor hecha que el Blob, aunque sólo sea por el presupuesto de Carpenter en comparación con el de Russell, y presenta una propuesta mucho mas interesante ya que la cosa no es sólo una masa sin forma, sino que puede moldearse a si misma e imitar a los seres humanos. Cágate y méate.
   Curiosamente, "La Cosa" está también cosiderada un remake de otra peli de serie B de los 50, "El enigma de otro mundo" (llamadas ambas "The Thing" en sus títulos originales) de Crhistian Nybi, aunque hay un amplio debate sobre si es o no un remake, ya que en la cinta de Nybi, la cosa no es una masa informe, sino (quizás por falta de medios) un ser-planta antropomórfico.

The Thing (1951)
The Thing (1982)

  
Son dos adaptaciones distintas del relato "Who goes there?" de J. Campbell, al que el cine debe ser el primero en plantear el esquema Alien, bicho que en un espacio reducido se va cargando a todo el reparto, tan repetido hasta la saciedad después.

  ( Joder, vaya frikada de post que me estoy escribiendo.)

   También en la primera versión de The Blob encontramos otro de esos lugares comunes que el cine tuvo a bien repetirnos en los años posteriores. Me refiero a esa secuencia tipo "los adolescentes del pueblo avisan del peligro al sheriff pero el sheriff no les cree hasta que el bicho se lo come". 
   Ya te digo, mas visto que el tebeo, pero creo que fue en "The Blob" la primera vez que se vio.

   Y no puedo terminar todo esto sin hablar del "Kraken" de Jordi Bernet y Sánchez Abuli. cómic español también de los años 80, en el que una masa informe gelatinosa está afincada en las cloacas de una gran ciudad, y se dedica a comerse a toda la gentuza tipo delicuentes que echan cadáveres a las alcantarillas, o a peña que usa las cloacas para traficar y cosas así.

Kraken


   Las escenas de "El terror no tiene forma" que suceden en las cloacas recuerda terriblemente a las viñetas de Bernet, cosa que me hace pensar si Darabont o Russell habían leído el cómic. Supongo que no.
   De todas formas, la estética visual de el "Kraken" es heredera  directa de "El tercer hombre" y...

   Elena... la morenita guapa de las gafas se llamaba Elena... ya me acordé...
El tercer hombre
Kraken











sábado, 8 de marzo de 2014

El Gurú

   
   Antes era distinto. Tenías que rodar un corto por lo menos, que no era moco de pavo, la verdad, cuando el celuloide mandaba.
   Pero claro, como eran tres o cuatro solamente los que podían rodar, si lo conseguías, te llamaban de aquí y allá, y entonces sólo tenías que ser un poco listo, y lamer un par de ojetes y ya estaba la cosa hecha. Puestito en ésta o aquella administración en el "área de cultura".

   Algunos de esos nombres de entonces tenían muchísimo menos talento que alguno de los que hoy, por la masificación de la revolución digital, no terminan de destacar oficialmente.

   Hoy la estrategia es otra.
Ruédate un par de cortos, cuánto menos sentido tengan mejor, pero revístelos de cierto aura profunda.
Hazte amiguito de éste o áquel director de festival y consigue que te metan tu trabajo siempre en todas las ediciones, y luego, quizás lo mas dificil (o no, quién sabe) busca un par de súcubos que se dediquen a repetir hasta la saciedad lo bueno, lo distinto, lo maravillosamente creativo, la polla en salsa que tú eres.

   Entonces tu nombre sonará aquí y allá, y ningún comité se atreverá a dejarte fuera de las selecciones. Infiltra un par de adláteres, o haz que tu amiguito director del festival se encargue de ese trabajo, en los jurados y gana un par de festivales.

   No es dificil. Eres un bluff en toda regla, pero si logras convencer al mundo de lo contrario, automáticamente serás lo contrario.
   No sé si fue Napoleón o uno de esos el que dijo: "Da igual que pierdas la batalla, actúa como si la hubieras ganado, y entonces, la habrás ganado".

   Hay un montón de sectas cinematográficas ahí en plan The Following esperando a su gurú de turno, dispuestos a encumbrar a la decimoquinta potencia cualquier cosa que éste haga, y calificarlo de obra maestra sea lo que sea.
Faltaría mas.
   Al final, a lo 1984, nadie no sólo no se atreverá a decir que es un truño lo que has hecho, sino que encima se convencerán de que es una obra maestra.

   Y que nadie diga nada, que ahí está la policía del pensamiento para decir que eres un celoso, un picao o no sé qué pollas...

   Ya te digo que no es dificil, simplemente hay que no tener principios...

   Anda y que les den a todos por Detroit...

jueves, 6 de marzo de 2014

Panero: Intervalos de cordura

"Me volví loco, con largos intervalos de horrible cordura" Edgar Allan Poe
  


Apenas conocí a Panero.
Alguna vez coincidí con él en el Esdrújulo, esa extraña cafetería / librería que no sobrevivió a las inclemencias del capitalismo y su mal parida crisis.
   Le recuerdo intentando recitarle un poema suyo a una por entonces novia mía mientras la dependienta le decía "ahora no, ahora no...".

   Murió con apenas 65 años mientras dormía (qué suerte) en alguna habitación de un manicomio en Las Palmas de Gran Canaria, que es como morir en un manicomio dentro de otro manicomio.
   Con él desaparece no solo un poeta maldito, sino uno de los últimos personajes urbanos que quedaban en esta ciudad que poco a poco ha ido perdiendo su personalidad diluída entre la locura estándar socialmente aceptada.

   También desaparece una fuente de inspiración para los "aspirantes a cineastas" grancanarios que, tras cruzarse con él por la zona de la calle Tomás Morales, siempre, a todos (no fallaba nunca) se les despertaba la "original idea" de hacer un documental sobre el poeta loco.

   Y es que se prestaba la cosa, claro.
"Se me ha ocurrido..." te decían apoyados en la barra del Imperial o La Viña (después Alboroque y ahora Se Traspasa) con un botellín en la mano.

   "Ya se ha hecho" decías...
   "¿sí? ¿Quién lo hizo?"

-Pues mira, obviando "El Desencanto" de Chavarri, pues... "Un día con Panero" de Jacobo Best, "Y el paraíso porque no queremos" de Guillermo de La Guardia, "Indiferencia o la negación de la tiranía" de Oreste Ramos, "Personajes al azar" de Carlos Reyes Lima... y unos cuántos mas que ahora mismo no me acuerdo...

"ya, bueno... pero yo quiero resaltar..."  Qué sí, hombre, qué sí, tú dale...

   Enfoques distintos sobre la figura de Panero, vale, pero que la cosa poco daba ya de sí. Quizás por esa razón se ha ido el poeta ¿quién sabe?.

   Y ya te digo, que yo apenas le conocí y poco puedo decir de él salvo lo que sé por los documentales. Por eso, me voy a permitir reproducir aquí un texto de Dácil León Lacave, publicado en Facebook tras conocer la noticia:

LEOPOLDO, NOSOTROS Y EL DESENCANTO

Tenías tus buenos momentos, en los que tu talento, tu inteligencia y tu extensísima cultura asomaban por debajo de la locura: te sacabas de la nada una lección magistral sobre Kierkegaard, escribías con nosotros “cadáveres exquisitos” y contabas chistes sobre el Anticristo.
Y después estaban tus malos momentos. No podía evitar pensar qué hubieras sido si no hubieras sido hijo de…., en el momento en que…, contra las mentalidades de…Si la vida no te hubiera destruido y vuelto a crear como un ser grotesco. Pero a pesar de los verdugos de almas te las arreglaste para decir lo que quisiste, a veces escudándote en su propio diagnóstico.
En mi cabeza siempre estarás asociado a la cafetería del campus del Obelisco, no a la cafetería real y objetiva, sino a aquél espacio socialmente construido en el que vivimos nuestro diminuto Mayo del 68 mientras comenzaba el siglo. Formabas parte de nuestro mobiliario urbano, consumiendo cigarrillos que, como el ave fénix, en cuanto se incineraban volvían a nacer en tu boca. Guarro, irreverente, insinuándote a hombres y mujeres, poniéndonos motes que algunos arrastramos durante años. Atravesabas como una exhalación la cafetería gritando algo ininteligible (tardé un mes en averiguar que gritabas “Empédocles de Agrigento”) mientras nosotros cantábamos, reíamos, planeábamos acciones contra tal o cual ley, tocábamos la guitarra, escribíamos poemas en servilletas, estudiábamos para el examen de Historia Antigua, debatíamos de lo divino y de lo humano, mientras un verde mar tropical crecía sobre las mesas de metal.
El espacio aún existe pero no es el mismo; normas y convenciones crecen como arboles pelados en un paisaje desértico, la magia se ha ido: tú no estás allí y nosotros tampoco.
(Dácil León Lacave)
  

sábado, 1 de marzo de 2014

¿Verdad o consecuencia?


"¿Cree que prevalecerá la justicia? Una mierda. Prevalecerá el orden" (JFK de Oliver Stone)
 


La primera vez que leí "1984" de George Orwell recuerdo que pensé: "Puf... que exageración por Dios...". 
   Me resultaba imposible de creer que un gobierno dijera Negro, luego hiciera Blanco mientras insistía en que hacía Negro, y no sólo el pueblo lo dejara pasar, sino que encima se creyera el Negro.

    Doblepensar le llamó Orwell. Tócate los pies mi hermano.

   Orwell basó este fenómeno en el control de las masas a través de las telepantallas,"televisores" de doble ojo, que permitían que el pueblo "viera" mientras el gobierno les "veía" a ellos... Ya saben , ese Gran Hermano cuyo significado se ha perdido (¿o no?) entre tanto programa estúpido...

Gsssshhhhhhh... (onomatopeya de planta rodante de las pelis del Oeste empujada por el viento).

   Ciertamente es una metáfora. Todos sabemos que no hace falta que el Gobierno nos vea a través del televisor, igual que sabemos que no es el Gobierno el que nos ve.

   Facebook e internet suponen ese doble ojo, por el cuál podemos ver pero también nos ven a nosotros, y que se manifiesta poderosamente imbricado con el concpeto de verdad / mentira al que aludía Orwell en su pesadilla distópica.

   Las distintas versiones con las que el cine ha tratado de acercarse a"1984" lamentablemente nunca han estado a la altura.
   Ni la de Michael Anderson de 1956 con sus dos ridículos finales, tanto el "final felíz" en su montaje para el mercado británico en el que Winston y Julia morían como héroes luchando frente a la opresión del partido, desvirtuando así todo el mensaje de la novela, como el final "fiel al texto literario", donde el vacío desprovisto de emociones reales que simboliza la destrucción del espíritu humano es sustituída por una euforía desmesurada que tampoco es de lo que nos habla Orwell en su desolador final.




   Y tampoco me vale, aunque es claramente superior a la anterior, la versión de Radford rodada en 1984, el mismo año del título.
   Radford pasa por encima como de pasada de casi toda la carga sociopolítica en su versión, donde el doblepensar y los agujeros de la memoria no cumplen mas que un papel anécdotico, cuando a mi entender, son los aspectos mas interesantes y de mayor actualidad en esta sociedad en la que vivimos.



   La mentira y la tergiversación, tanto a nivel político como social, están a la orden del día en este mundo de 2014, y necesitaríamos una nueva versión del clásico de Orwell que haga hincapié en estos aspectos.

   Hay algún título, cierto, que aborda esta temática, como "La cortina de humo" de Barry Levinson, con unos inmensos De Niro y Dustin Hoffman en estado de gracia, cinta en la que la mentira institucional es tragada sin mayor problema por una sociedad idiotizada por los medios de comunicación.

   Luego hay otra óptica en todo esto. La ávidez y el morbo que siempre hemos sentido por las teorías de la conspiración, sean cuáles sean, y las ganas de creérnoslas...
   El hombre no llegó nunca a la luna, y el 23F... bueno... ése es otro tema ¿o no?