El blog desde las vísceras de la indigencia cultural por Daniel León Lacave
jueves, 28 de febrero de 2019
Volver a meter el caballo en la caja
Los Hermanos Lumiére inventaron el cine.
Ya está. Podría dejar el post aquí e irme a ver el partido.
Pero bueno.
Realmente no inventaron las imágenes en movimiento. Edison unos años antes ya había mostrado con su kinetoscopio una sucesión de fotografías que daban la falsa ilusión óptica de que los objetos se movían ante nuestros ojos.
El problema de Edison era que su invento no proyectaba las imágenes sobre una pantalla grande, permitiendo ser vistas por un gran número de espectadores al mismo tiempo, sino que se visionaban dentro de una pequeña caja negra rectangular que tan solo permitía ser vistas por un único espectador cada vez.
Así, su kinetoscopio no pasaba de ser casi un prodigio de feriantes, como un truco de mago barato, donde los curiosos podían ver en movimiento a un jinete cabalgando sobre un caballo sin llegar a ningún sitio.
Sin embargo, los Lumiére lo tenían claro. Había que sacar el caballo de la caja. Mostrárselo a muchos espectadores al mismo tiempo, en una pantalla lo mas grande posible. Espectacular. Grandioso.
Rendimiento económico tiempo / ingreso.
Así que es falsa esa leyenda de que los hermanos Lumiére no veían futuro en el cine como negocio. Quizás no sospechaban del potencial artístico y creativo que podía darle al mundo de las artes, pero claramente querían convertir aquello en un negocio. Si no, hubieran dejado el caballo en la caja.
Así que inventaron un aparato capaz de filmar imágenes y al mismo tiempo proyectarlas en pantalla grande.
A la primera sesión comercial, aquella de París el 28 de Diciembre de 1895, asistieron unas 33 personas (más o menos como en el TEA la semana pasada para ver nuestros cortos leves), y pagaron cada uno un franco por su entrada.
Un franco multiplicado por 33 espectadores. A ver, saca el ábaco... ¡33 francos, ños, vaya bisnazo!.
Y así empezó todo. Aquel caballo que cabalgaba fuera de la caja se convirtió primero en escenas cotidianas, obreros saliendo de fábricas, trenes llegando a estaciones... Luego llegó Méliès y todo cambió.
Con el paso de las décadas las pantallas fueron cada vez mas grandes, las butacas cada vez mas numerosas. Lejos de los 33 espectadores, cientos de personas a la vez podían ver en pantalla gigante al caballo cabalgando.
Sin embargo...
Un siglo y pico después...
Las salas de cine cierran, y las que quedan, salvo excepciones, no reúnen a muchos mas espectadores que aquellos 33 pioneros.
Ahora vemos las películas en pequeñas cajas negras rectangulares, (como la de Edison), y que nos permiten ver las películas de uno en uno.
Tablets y móviles individuales, y en el mejor de los casos, con suerte, en televisores de 32 pulgadas, (o si tienes pasta de 49 en 4k) que aúnan a tres o cuatro espectadores en el salón de sus casas.
Y eso va en contra de aquel romanticismo involuntario que crearon los Lumiére, acercando el arte a las clases populares.
Quizás por eso la academia americana se resistió a premiar la Roma de Cuarón, nacida de la plataforma de pequeñas pantallas Netflix, dándole el premio a una buena pero olvidable película como Green Book. En tres o cuatro años nadie se acordará de Green Book, mientras que Roma, como la ciudad homónima, es ya eterna.
Habría que resistirse, pero es luchar contra las olas del mar. El futuro no deja lugar a dudas. El cine se verá así, en dispositivos pequeños.
Netflix, Youtube, Vimeo... han vuelto a meter el caballo en la caja.
Los Lumiére ofrecieron aquel 28 de diciembre 10 películas por un franco... Una tarifa plana parecida a las de las plataformas HBO o Netflix, 200 películas por 13 euros...
Por eso, cuando alguien me dice que le deje ver mi corto, que le envíe el link, siempre digo lo mismo:
"Vale, toma el link, pero por favor, no la veas en el móvil. El cine no está hecho para eso".
martes, 12 de febrero de 2019
Cine Leve. 10 años de militancia sin comerlo ni beberlo.
"Cerca del mar" (2010) |
Era el año 2010.
Me encontré a Josep Vilageliu en la puerta de los Renoir en Santa Cruz.
No recuerdo exactamente que proyectaban ese día. Supongo que el catálogo Canarias en Corto de ese año, o una proyección de cortos digitales anexos, o algo por el estilo. La verdad es que ni me acuerdo.
Le comenté a Josep que iba a rodar un corto ese verano, sin complicarme la existencia, sin presupuesto, casi sin luces, con un equipo mínimo... Josep me respondió, sonriendo bajo su intransferible barba: "Tengo una palabra para definir eso... Cine LEVE"...
Para ser sincero, no era nada nuevo. Ya en 2003 yo había rodado "Princesa", un corto hecho apenas con nada.
Cámara, (la Sony 170 buaaaaah) micro y almuerzo en un chino fueron los gastos de aquellas dos jornada de rodaje. Quizás unos 300 euros como mucho.
Aquello ya era cine leve sin saberlo.
También en 2009 habíamos rodado "El Aire de un día" de mi amigo David Delgado, y "La Voz del Padre" de Pedro García, con la misma filosofía y la misma carencia de medios.
Pero para mi, en aquella época, aquellos cortometrajes, incluyendo "Princesa", eran trabajos menores.
Yo venía de rodar tres cortometrajes de presupuesto abultado, pagados los tres de mi propio bolsillo, hasta 8.000 pavos que me gasté en "Los Pechos de Paula" que salieron de mi cuenta corriente, y era tan estúpido que creía que había que superar siempre el cortometraje anterior en el nivel de producción, y por eso no rodaba.
Josep había rodado en 2009 "Naturaleza Muerta" en un rodaje impregnado de levedad, de equipo mínimo, de creatividad desbordada, y fue en ese rodaje donde nació la expresión Cine Leve, y en su cabeza nació la idea de reivindicar aquello como un movimiento artístico, otorgándole un valor a la creatividad desnuda, frente a un cine pesado, ambicioso de producción, que le negaba dicho valor a un cine mas pobre.
No era "cine de guerrilla". No era aquí te pillo aquí te mato, no era a lo que salga. Era algo mas cuidado, de mas preparación previa, de improvisación ante las carencias dentro del orden filosófico de un cine de autor.
Pero para mi, he de ser sincero, no era ningún movimiento cultural ni nada por el estilo. Para mi, al principio, no era mas que un "no querer esperar".
No quería esperar a volver a tener otros 8.000 euros para rodar otra película.
La crisis económica era virulenta, me acababa de quedar en paro, y por motivos personales, estuve desde 2004 hasta 2009 sin rodar nada. Antes de "Los Pechos de Paula" había casi abandonado mi carrera por razones personales.
Y ahora tenía prisa por recuperar ese tiempo perdido, pero no había 8.000 euros a la vista en mucho tiempo.
Así que decidí rodar sin medios, sin presupuesto, en vez de quedarme esperando a tiempos mejores que quizás nunca volverían.
Así nació "Cerca del mar" (2010). Mi primer corto conscientemente "leve". Y la experiencia fue enriquecedora, poética diría yo.
Un grupito de nueve amigos en una casa junto al mar haciendo cine sin presiones, sin malos rollos, sin estupideces jerárquicas, ni egos dañinos.
Lo que vino después no lo esperaba nadie.
Josep quiso reivindicar el valor leve de aquellas obras, etiquetándolas bajo el epígrafe de cine leve, y me propuso hacer una presentación pública y leer un manifiesto.
Y yo dije que sí. ¿Por qué no?
Y la acción tuvo su reacción.
En seguida salieron haters y trolls de debajo de las piedras, atacándonos, tratando de ridiculizar todo aquello, y lo que es peor, atacando las obras por el mero hecho de estar etiquetadas como leves, cuando siempre se habían hecho cortos de ese nivel, y nadie les había acosado, bien porque no estaban etiquetadas como movimiento, o bien porque nosotros les caíamos como el culo (lo segundo mas bien).
Y la reacción tuvo su contra-reacción en mi.
Mi militancia activa, mi defensa a ultranza del movimiento leve que perdura hasta el día de hoy, no fue mas que una reacción de rechazo a todos aquellos imbéciles que se metían con nuestros cortos y nos atacaban anónimamente.
Me dije a mi mismo "¿Ah sí? Pues ahora me voy a empeñar en esto hasta que el cine leve les salga por las putas orejas a estos idiotas".
Pero después aprendí por fin, gracias a aquello, que no hay que superar el corto anterior a nivel de producción, sino a nivel creativo. Que rodando y rodando me sentía bien, vivo, completo, satisfecho creativamente hablando. Que en cada corto de aquellos crecía cada vez mas y mas, aprendiendo de cada plano, de cada montaje. Y que el camino leve era el camino correcto.
Y aquello me desbordó: Tras "Cerca del mar" vinieron "En El lago Azul" (2010), "Madrid sin Ti" (2010), "Ángeles" (2012) entre otros muchos.
"Ángeles" (2012) |
Coincidió aquello con la espantada de las productoras por la desaparición de las ayudas, y hubo una época en la que el panorama cinematográfico canario estaba casi solo sustentado por obras leves, reconocidas como tal o no.
Para fastidiar, se me ocurrió en un corto de 2012, "El último Plano", anteponer en los créditos aquello de "Un leve cortometraje de...".
Fue realmente pa las risas, para reivindicarnos mas si cabe ante determinados individuos que no daban un duro por nosotros, pero bueno, la broma siguió después en varios trabajos mas, incluyendo mi primer largo. Y digo que siguió cuando ya no hacia falta ni nada, porque por ejemplo, un corto leve como "Nadie" (2014), triunfaba a nivel nacional e internacional formando parte del catálogo Canarias en Corto en 2016, armado ese año solo por obras de cine leve, con o sin esa etiqueta.
Y aquí seguimos.
No pasa un año en el que no me ruede uno o dos cortitos de esos, con la palabra "leve" en los créditos, a pesar de que ya no hay idiotas que traten de desacreditarnos. Supongo que se han muerto, o se han cansado, o se han aburrido, o se han echado novia, que todo podría ser.
¿Quién sabe?
"Cerca del mar" (2012) |
P.D: mañana Miércoles 13 de Febrero, en el TEA de Tenerife, proyectaremos una retrospectiva de Cine Leve, por aquello del décimo aniversario del movimiento.
Podrán ver "Cerca del mar" y "Naturaleza muerta" entre otras levedades.
viernes, 1 de febrero de 2019
2019- Canarias en Corto. Vaya coñazo.
Primero que nada llama la atención que sólo se hayan seleccionado cinco cortometrajes para el catálogo Canarias en Corto 2019, en lugar de los siete habituales en ediciones anteriores.
Habrá un motivo supongo para ello, aunque sólo se me ocurren dos posibilidades.
O bien por razones económicas, ya saben, algún tipo de recorte en el presupuesto (que no creo que sea el caso), o bien algún motivo elitista snob al considerar que sólo esos cinco "merecían" estar en el catálogo, y que los demás no estaban a la altura.
Cualquiera de las dos es preocupante, la verdad.
Puedo decir sin miedo a equivocarme, tras haber visto algunos de los cortos que se quedaron fuera, que algunos sí que estaban a la altura, incluso por encima, y aunque esto guarda relación con el maravilloso mundo de los gustos subjetivos, no todo es relativo, y lo que vi ayer en el Guiniguada no está estratosféricamente por encima de los que se quedaron fuera, como para despreciar así los trabajos hasta el punto de considerar que "sólo cinco merecían estar en el catálogo".
Y no hablo de críptico experimental frente a narrativo. Se presentaron cortos muy interesantes de ambas tendencias a esta convocatoria que se quedaron fuera.
(Antes de que los haters con discapacidad emocional empiecen a decir chorradas, que sepan que yo no presenté nada este año al catálogo, así que ni me va ni me viene).
Bien...
¿Por dónde íbamos?
Elitismo, snobismo...
No sé quien estaba en el comité de selección, pero vamos, que quien fuera que tomó la decisión de conformar este catálogo con estos trabajos, se fue para su casa y nos dejó el marrón de tratar de mover estos cortos en el mundo de los festivales de cine.
Pero bueno. La decisión al elegir a los miembros del comité no sé a qué responde exactamente, pero es responsabilidad de Canarias Cultura en Red. Ellos sabrán si les resulta fácil mover un catálogo así, porque la mayoría de los festivales siguen siendo académicos (más en España).
Y es que se olvidaron de que el Catálogo es una herramienta de promoción para el Cine Canario de cara a festivales, y no una oda al cine críptico que te gusta a ti como seleccionador.
Entonces...
No sé si cuando Canarias Cultura en Red les propone a ciertas personas formar parte del comité, les aleccionan sobre criterios de selección de cara al concepto herramienta de promoción o no.
Claro que esto es peligroso. No seré yo quien hable de aleccionar comités de selección, aunque se haga mucho en festivales como el de Las Palmas, marcando una línea de cine experimental en detrimento de unas obras mas narrativas.
Y no seré yo quien lo defienda porque huele que apesta a Kremlin cultural, que es a lo que huele el Festival de Las Palmas.
Pero lo cierto es que les va a ser muy difícil mover este último catálogo, exceptuando quizás el corto de Pablo Fajardo "300 todo incluido", que pueda tener quizás mas cabida en los festivales de cine, y es algo que se debería haber tenido en cuenta en este programa financiado con dinero de todos.
La sesión de ayer, en su visionado conjunto, fue un auténtico coñazo.
Me recordó terriblemente a una de esas proyecciones del Foro Canario de hace unos años, de esos en el que el público empieza a dar resoplidos y carraspeos.
Y ojo. Cada corto tenía su valor y su calidad. Eso no se lo quita nadie.
Había cosas interesantes a mi subjetivo juicio, y siempre he creído que hay que hacer todo tipo de cine, pero repito que malgastar así una herramienta de promoción es gastar el dinero público de forma un poco estúpida, sobre todo respondiendo a la elección de perfiles irresponsable de cara a formar un comité de selección.
El docu de Mendoza, por ejemplo, que me gustó bastante, podrá optar a determinados festivales de documental, aunque su metraje pelín largo es un problema.
Tariq está muy bien fotografiada, y arranca muy bien. Su mensaje social me gustó bastante. Quizás sea el que tenga mas posibilidades de moverse por festivales con éxito, aunque me pareció mas papel de regalo envolvente que regalo en su interior.
El de Miñón es demasiado experimental para mi gusto, con mi corazoncito narrativo. Y aunque las imágenes son potentes y bien construidas, creo que sólo optará a entrar en determinados festivales de cine muy experimental, que son dos o tres.
El de Macu no me gustó nada. Es un ejercicio de montaje de unas imágenes mudas (que no te pertenecen), al que no veo entrando a saco en treinta o cuarenta festivales, la verdad. Ojalá me equivoque.
Y el de Fajardo fue el único que realmente me gustó. Lo pusieron al final de la bobina y se agradeció muchísimo ver a actores interpretando, ver registros, ver planificación y narrativa. Puede funcionar bien, aunque ayer la lectura y la percepción estuvo condicionada por el coñazo de la proyección en conjunto.
La charla que siguió fue desesperante. Apenas se entendía lo que hablaban, nadie del público preguntó nada, aunque eso es una constante en Las Palmas, frente a los debates mas animados que se hacen en Tenerife en cada muestra del catálogo.
Bueno.
Ojalá me equivoque, y este catálogo sea un éxito de selecciones y premios, por el bien de todos nosotros.
Es mi opinión.
Nada mas.
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