Aún no he podido ver el catálogo de este año y ya se me han ido dos posts con esta historia.
Y es que el tema se las trae.
¿Pues no resulta que va la tía y pide / exige / solicita amablemente, que el Catálogo no se proyecte al público porque ya tenía apalabrado su corto con no se qué festival, que le exigía exclusividad?
Tiene delito el tema. ¿Hay un programa de difusión del cortometraje canario, pagado con dinero del público, pero no se difunden los cortometrajes al mismo público que lo ha pagado porque una única persona tiene vendida la exclusividad de su corto, del suyo únicamente, con un festival de no se donde?
En serio... tócate los pies.
Y encima me cuentan que llega esta persona, y se va a la cabina de proyección del Guiniguada y le hace al proyeccionista ajustar el proyector con respecto a su corto. Al suyo.
Que le favorezcan al suyo los niveles de contraste, brillo y temperatura de color.
A los demás que les folle un pez por lo visto.
El tema es grave, no ya por el hecho de que exista gente así, cosa que ya sabíamos.
(De hecho la gente así se han unido y han formado un club privado por el cuál te cobran una cuota por entrar. Hay quien la paga aunque después nadie defienda su postura, y tenga menos voz ahí dentro que Harpo Marx)
No. Lo grave es que las instituciones lo permitan, y encima alimenten a los monstruos.
"No señorita, lo sentimos, pero el catálogo debe proyectarse en público. Si usted no quiere que se proyecte el suyo no hay problema. No lo proyectamos junto con los demás.".
"No señorita. Tengo que poner el proyector en unos parámetros standarts que alcancen un compromiso medio de brillo y contraste para que nadie se vea perjudicado".