lunes, 19 de octubre de 2020

"Sinfonía Callejera" -¿Me estoy haciendo viejo?



 

-"Te estás haciendo viejo. No eres ni la sombra de lo que eras"- Me dijo ayer Cathy Pulido cuando terminamos de rodar "Sinfonía Callejera", mi último corto leve.

-"¿Dónde quedaron aquellas historias cortavenas de antes? Niñas explotadas laboralmente, terribles soledades. depresiones brutales... ¿y ahora haces esto? ¿esta basurita comercial de final feliz?"


Quizás sí, me esté haciendo viejo para esta mierda.

Pero en el fondo, el procedimiento no ha cambiado. Te inventas una historia sencilla, te reúnes con seis o siete amigos, quedas un día con ellos, y la ruedas. Luego te vas a casa, te duchas, y te pones a editar.

Y no hay mas. Has invertido unos 80 o 90 pavos, por aquello de cuidar a tu equipo, que no falten los refrescos fríos, los sandwiches que la tarde anterior al rodaje dedicaste a hacerlos, vegetarianos en el grupo, posibles alergias. Chocolates y algo dulce, bocatas. Lo tienes todo en cuenta.

"Cuida de tu equipo, y tu equipo cuidará de tu pelicula."

Es tan sencillo que me sorprende que haya gente que no lo haya entendido aún.

 


 

Una historia sencilla. La tienes mas o menos clara en tu cabeza, pero el cine leve está en continuo movimiento, así que, cuando íbamos a rodar la escena final, (ese final feliz que no es propio de mi según Cathy). el actor Tonono González se me acercó y me ofreció una variante.  No alteraba el mensaje, sino que lo mejoraba. -"Te lo compro"- Le dije a los dos segundos, tras habérmelo pensado uno.

 Porque dejarse aconsejar, estar abierto a las ideas de otros, es lo que te puede salvar la película. Y en este caso, la propuesta de Tonono salva la película, porque, sí, el final es una "pastelada", pero los actores lo hacen tan bien, Tonono y (la para mi hasta ahora desconocida) Eugenia Cutat, que la pastelada cobra un sentido luminoso en sus rostros.


 

¿Y todo esto porqué? Pues porque me resistía a que el 2020 fuera un año en blanco, perdido para mí. Hubiera sido lo mas parecido a dejarse ganar por el puñetero Covid.

Es cierto que no fue este un año en blanco totalmente. A principios de año, antes del confinamiento, dirigí una pequeña escena para un proyecto dirigido a dos manos con mi amigo Esteban Calderín, y es cierto que después, en la nueva normalidad de los cojones, he podido realizar mi labor como aydante de dirección en dos proyectos, uno de Josep Vilageliu, y otro de Isabel Coll. 

Pero yo sentía que me faltaba algo. Y como el drogadicto que no tiene bastante con la metadona, me dije a mi mismo, que, al igual que el año pasado con "Viajeros", no iba a llegar a Diciembre si haber dirigido al menos un pequeño cortito leve.

 


 

Y así fue. Esteban Calderín en la fotografía. Bárbara Aguilera en la segunda cámara, en producción, en la ayudantía de dirección y aportando ese entusiasmo profesional que cada vez escasea mas en este mundillo. Calogero y Elba se encargaron del sonido, y fue todo un lujo. Cathy Pulido haciendo lo segundo que mejor sabe hacer, el coaching de interpretación (lo primero mejor es evidente, no hace falta explicarlo, solo vean sus películas). Sergio León corriendo de un lado a otro como en todos los rodajes. Claqueta, producción y todo lo que le echen.

Empezamos a las diez, paramos dos veces para comer, y terminamos a las 4 y cuarto. 

-"45 minutos antes de la hora prevista"-


Pero lo mas importante. Disfrutamos haciéndola. Disfrutaré editándola. Pasamos un rato entre amigos, haciendo lo que nos apasiona.

¿Qué? ¿Que es absurdo hacer este tipo de cortometrajes? Películitas pobres, con pocos medios, que no hay ni donde proyectarlas ya, porque con el Covid es absurdo ni siquiera plantear un estreno. Un corto que dificilmente entrará en el circuito de festivales, que no nos dará alegrías económicas (que no recuperaré mis 80 pavos, vamos)...

¿Y qué?

 Lo bonito del viaje no es llegar, es viajar.