sábado, 7 de julio de 2018

Página en Blanco: reivindicando la estatua tras la piedra.

 

   Hace unas semanas, el domingo por la mañana, andaba yo pensando (sí, ya sé, que no estoy acostumbrado...) en esto del cine canario, de los blogs, sobre la pérdida de intensidad de todo el salseo, etc etc, y escribí a Josep Vilageliu por whatsapp para comentarle mis inquietudes.
   ¿Qué ha cambiado? -le comenté-. ¿Hay algo de fin de ciclo, hay algo de una contrarrevolución tecnológica que nos impide hacer las cosas como antes las hacíamos? ¿Porqué ya no nos vale hacer cortos alegremente, sin mas pretensión que la de crear y disfrutar del proceso creativo como hacíamos una década?-

Josep, que es de la vieja escuela, me llamó por teléfono. Él no es de reflexionar a través de sms o audio de whatsapp. No es amigo de lo escueto, como demuestran sus películas...
   Así que empezamos ahí a debatir, y a irnos por las ramas, como siempre.
Josep me habló de un proyecto que tenía que se había medio frustrado. Quizás retrasado hasta Octubre o Noviembre...

"Hombre, yo ahora estoy cobrando el paro"- le comenté- "Si ruedas algo ahora, en Julio o así, puedo ir a echarte una mano. En Octubre no sé si seguiré vivo..."
Así que en un momento montamos el proyecto. 
Él tenía una idea inicial, una chica que pasea por la ciudad sacándose selfies. Yo le comenté que podría terminar con ella quedándose cada vez mas sola a medida que avanzaba la historia.

-"Llámate a Cristina Piñero"- le sugerí. Ya le había insistido muchas veces en que contara con ella para algún proyecto, tras mi propia experiencia dirigiéndola en tres de mis películas. -"Ella vive ahí en La Laguna. La tienes al ladito, y es una actriz cojonuda que además se apunta a un bombardeo".

   Al día siguiente me llaman. Estaban reunidos en una terraza de La Laguna Josep, Laly que se encargaría de la producción, Cristina, Facu Pérez, director de fotografía y el actor Norberto Trujillo, al que no conocía yo personalmente, solo a través de su trabajo.
   Josep llegó con un esbozo de guión bajo el brazo de apenas dos páginas.

-"Dani, rodamos mañana, así que tira al aeropuerto"-
Maravillas del cine leve. 48 horas antes no existía, y de la nada se levanta un proyecto, leve pero ambicioso.
Pensé. -"Qué coño, tira para allá"-

   Mi idea era ayudar a Josep en todo lo que pudiera, pero al llegar a Tenerife me di cuenta que lo que Josep quería es que co-dirigierámos juntos la película.

   Nunca había co-dirigido antes, no por nada, sino porque no se había dado la situación, y además siempre creí que no debía ser nada fácil compaginar dos puntos de vista y dos conceptos cinematográficos, y que era algo que perjudicaría el resultado final.

   Pero el Cine Leve es el campo de cultivo perfecto para estas cosas. 
Josep y yo podemos tener dos ideas distintas a la hora de hacer cine, tal y como demuestra lo diferente de nuestras películas, pero bajo esos dos puntos de vista subyace una misma filosofía de Cine Leve a la hora de afrontar un rodaje, así que la simbiosis se retroalimenta en base a esos criterios, consiguiendo una conjunción unidireccional.

   Dice Josep en su blog que algunos de los mejores planos de la película son obra mía, pero no puedo estar mas en desacuerdo. Esta es una película cuyo resultado final está mas cerca del cine de Vilageliu que del mío. Creo que yo, al crear planos, lo hice retroalimentado, e inspirado por instinto, por lo que estábamos haciendo, manteniendo una coherencia interna... y si a eso le sumamos que el cine , y mas el Cine Leve, es un arte colectivo, donde la suma de las creatividades del Director de Fotografía, el Sonidista, el músico o los actores dan un resultado que era incierto antes de empezar, pues creo que no podemos hablar del concepto de "autoría" sin equivocarnos.

Y si menciono al equipo como co- autores lo hago porque creo que estaban todos en estado de gracia, tanto Cristina y Norberto, espléndidos en sus papeles, como René Martín al sonido, Facu Pérez tras la cámara, Ana en el maquillaje, Laly en la producción... eran estrellas alineándose para que todo fluyera como fluyó.




Todos esos elementos, sumados a otros, como la geografía interna de las localizaciones escogidas, el número de figurantes conseguidos, o las casualidades, fueron reconduciendo la película por una senda propia, moldeándola, haciéndola evolucionar fuera de nuestro control hacia una estado alejado de la idea primigenia que estaba en el guión.
Y es que eso es lo bonito. Descubrir la estatua que estaba dormida dentro de la piedra.

Por ejemplo, la presencia de Laura, una sobrina de Cristina, y la de mi hijo Víctor que me acompañó al rodaje, motivó la inclusión un plano improvisado para ellos, al mas puro estilo del Cine Leve.
Aprovechar lo que tienes delante, lo que te brinda la situación y hacerlo jugar a tu favor.




Por eso creo que esta película es una reivindicación total de los orígenes del Cine Leve como instrumento de creatividad desbocada.
Un regreso a la filosofía inicial, aquella que nos desligaba de cualquier otra consideración que no concibiera la película como un fin en si misma, lejos de estrategias "comerciales" (¿comerciales? madre mía...) y que tanto granito en el culo provocó a principios de esta década que ahora agoniza ante nuestras cada vez mas modernas cámaras.