lunes, 30 de abril de 2012

Pongamos que hablo de rodar

                                   Mery Rivero y Borja Texeira en un fotograma de "Ángeles"

Madrid.
   No sé lo que tiene esa ciudad. O quizás sea yo, vete a saber.
   En ella he vivido sin vivir en ella.
 Lazos sentimentales, experiencias y recuerdos, vivencias intensas, unas buenas y otras no tan buenas, pero siempre intensas, que es, a fin de cuentas, lo que te hace sentir vivo.


   Ciudad-refugio de mis sinsabores y contratiempos, (ya saben, "donde regresa siempre el fugitivo"), decidí visitarla una vez mas, pero esta vez cámara en ristre.
   Ya en una ocasión plasmé su atmósfera en un humilde cortometraje que se llamó "Madrid sin ti". Inspirado en un poema de mi amigo Borja Texeira, actor canario que emigró a la capital en busca de gloria y fortuna, "Madrid sin ti" era un homenaje a todos esos actores canarios que fueron a Madrid detrás de un sueño. 


                       Un fotograma de "Madrid sin ti" (2010)


Pero también era una reflexión autobiográfica. Me recuerdo a mi mismo en tiempos peores recorriendo las mismas madrileñas calles como un vagabundo, igual que los personajes del cortometraje.


Pero bueno. Esta vez se trataba de otra cosa. Uno de esos viajes que se hacen como cura de desintoxicación de una realidad cada vez mas hastía.
   ¿Y cómo salir del desencanto? A algunos les da por el alcohol, a otros por romper papeleras... a mí me da por rodar. 
   Sí, pero ¿rodar el qué? Que más dará. Rodar. Ya veremos.


   Así que me preparé un par de guiones al uso, y me metí en un avión, pertrechado de una cámara, un trípode y un micro. ¿Hace falta más?
   Pues sí. Hace falta más. 
   Hace falta ese grupo de amigos que nunca te falla, que comparte el mismo entusiasmo absurdo y maravilloso por la imagen captada.
   Hace falta Borja Texeira, con quien ya he rodado tantas películas (mías y suyas) que tendría que ponerme a contarlas. Hace falta Penélope Acín, cuyo entusiasmo por rodar está a la altura de sus capacidades interpretativas, y que va camino de convertirse en la musa del cine leve.
   Hace falta Sergio León, que siempre está ahí, para lo que haga falta, ya sea mantener la pértiga sobre sus escasos hombros, sacar fotos del rodaje, como para soltar la broma adecuada en cada instante.


   Y también me encontré con felices descubrimientos, como Neftalí Díaz, que es de esos que se apunta a un bombardeo. 
Mery Rivero, una actriz maravillosa que se subió al carro a última hora, y bendita sea esa última hora.


   Ahí están. Dos cortos en tres días. Una de terror psicológico ("Ángeles"), y una comedia ligera ("Sin presupuesto"). Así, en dos patadas.
   Ya me dirán.