jueves, 21 de junio de 2012

La doncella irreversible

LA VIDA ES COMO "LA SOGA" DE HITCHCOCK. VIVES EN UNA SOLA TOMA, Y DE VEZ EN CUANDO, LLEVAS TU CÁMARA A ZONAS OSCURAS.


                      Marina Delgado y Miguel Ángel Rábade en "Reflejo en rojo" (Josep Vilageliu 2010)
   
Cuando pestañeas mientras haces el amor, no te disuelves y te encadenas, apareciendo de repente en otra postura. Cuando cierras los ojos durante el orgasmo no fundes a negro y reapareces tras una elipsis sentada en la cama con la sábana cubriéndote sutilmente el pecho.


   No hace mucho, en una de esos almuerzos heterogéneos del último festival de Las Palmas, surgió esta conversación.
   Yo hablaba con Josep Vilageliu y Manuel Torres acerca de la secuencia de sexo de "Reflejo en Rojo", el cortometraje que Vilageliu había presentado al Foro un año antes.


   En ese corto, Vilageliu nos muestra una secuencia de sexo entre los actores Miguel Ángel Rábade y Marina Delgado rodada sin cortes, en un plano secuencia sin música de fondo que le confiere a la escena un acertado realismo.
   Nada que ver con la escena amorosa de "Entre fogones" (Patrick Bencomo- 2010), rodada siguiendo los cánones ya clásicos de encadenar suavemente una sucesión de planos cortos, apoyados por un meloso fondo musical.


   Torres mantenía la postura de que el sexo en plano secuencia puede llegar a causar rechazo al espectador, y ponía como ejemplo la escena de marras de "Irreversible" (Gaspar Noé- 2002), en la que a Mónica Bellucci la violan brutalmente en un plano secuencia de casi 10 minutos.
   Pero yo, tras haber visto la secuencia de "Irreversible", creo que lo que causa náuseas en esta escena, no es el sexo en plano secuencia, sino la violación salvaje, la situación, y también la cámara estática y la extremadamente larga duración del plano.


                                                            "Irreversible" (Gaspar Noé- 2002)


   En este sentido, podemos comparar esta escena con la escena de violación de "El Manantial de la doncella" (Igmar Bergman- 1960), en la que Bergman basa la crueldad de la secuencia en la pureza y blancura de la doncella. 
   Mi madre no me dejó ver esta película cuando la TVE la emitió hace treinta años, y hace muy poquito logré verla por fin en DVD,
   Ciertamente la escena ya no impresiona, ya que a estas alturas hemos visto ya de todo (La última casa a la izquierda, Deliverance etc etc), pero aún resulta turbador ver a esa jovencita rubia e inocente asaltada brutalmente entre esos troncos retorcidos.


                                                     "El manantial de la doncella" (Igmar Bergman- 1960)


   Pero volvamos a casa.
   El sexo en nuestros cortometrajes canarios, en pleno siglo XXI, sigue siendo un problema.
   Cualquier extranjero que se entretenga en ver nuestros trabajos podría pensar que en Canarias la gente hace triqui triqui con la ropa puesta.
   Asistimos a escenas de relaciones sexuales de gente vestida. Contemplamos en los "después de" a los actores y actrices con sus camisetitas y su ropa interior incólumes, como en el "Cosas en común" (- Nayra Sanz- 2011)
   Diálogos post sexo tapados con las sábanas hasta el cuello.


Y el problema es que las actrices se toman esto de rodar en serio, con profesionalidad, hasta que en el guión aparece un pezón. Vale que tiene que ser jodido estar ahí desnudos fingiendo actos sexuales frente a un equipo de rodaje. Lo entiendo. 
Pero o empezamos a vencer esta tendencia, y maduramos en este sentido o nunca podremos pretender que nuestro cine sea tomado en serio.
  
Para ser justos, hay una excepción. En "Limbo", de Christian Lage (2011), la actriz Marine Discazeux da muestras de profesionalidad mostrándose desnuda en una creíble escena de sexo, sin que ello suponga ningún escándalo ni nada por el estilo.


   
                                                                 "Limbo" de Christian Lage (2011)


Una última pregunta.
      En esas escenas en las que una pareja hace el amor rodeada de cuarenta velas encendidas. ¿Cuándo las encendieron? ¿Tú sabes lo que se tarda en prender cuarenta velas?
¿al tipo no se le bajó la erección mientras las encendía?


Siempre me lo he preguntado.