viernes, 13 de marzo de 2015

Los Días Vacíos (II). Todo bien, como siempre.

  
 
   El domingo pasado nos enfrentamos a la segunda jornada de rodaje de nuestro largometraje. 
Ya. Vamos al golpito. Partido a partido que diría el Cholo.

   Rodábamos dos escenas, concretamente dos de las que mas me preocupaban a priori, ya que se localizaban en una oficina del Inem y en un instituto de enseñanza secundaria, y resulta harto complicado en principio rodar en dos edificios públicos como esos.

   Y es que éste es el reto de este proyecto. Un guión escrito antes de la existencia del cine leve, pero rodado bajo los parámetros de esta filosofía.

   Mientras que en un cine "industrial" (vamos a llamarlo así sin reírnos plis) un jefe de producción hubiera tenido que mover mil trámites para conseguir rodar es dichos espacios públicos, nosotros decidimos optar por otro camino.
   Nos pusimos en contacto con el amigo Pedro García que nos consiguió el mismo centro cívico de Suárez Naranjo donde dos años atrás rodamos las secuencias de terapia de "Crónicas del desencanto", y allí, en un momento, panel de corcho arriba, mesas de oficina y sillas abajo, atrezzamos las dos localizaciones en el mismo sitio.
   
   Y repito que era algo que me preocupaba. Que quedara creible y no un apaño cutre dependía de los planos a elegir. Y ahí radica la magia del cine leve.
Elegir bien el encuadre y la composición, cerrando el plano lo justo para que lo que el espectador verá en pantalla  no sea una habitación atrezzada sino una oficina del Inem.
   Si yo hubiese rodado esto con mas presupuesto y en localizaciones auténticas, los planos hubiesen sido otros.

   Capítulo aparte merece el tema de los figurantes.
Ambas localizaciones requerían de personas de varias edades en el caso de la oficina, y de adolescentes en el caso del instituto.
   Durante la semana previa nos dedicamos a confirmar con diferentes personas su asistencia, pero claro... ¿Qué adolescente estaría un domingo a las nueve de la mañana en pie para aparecer por ahí en una escena?

    Amanecía el domingo con la noticia de la deserción en masa de figurantes, cuando apenbas quedaba una horita para empezar a rodar. 
   Años atrás, esto hubiera provocado en mi un ataque de pánico seguido de expresiones entre pesimistas y maleducadas, pero en esta ocasión me sorprendía a mi mismo con una extraña calma.

¿Qué hacer? Pues lo típico. Llama uno a sus familiares para que vengan, los miembros del equipo se dejan caer por delante de la cámara, y una de las actrices recorrió la ciudad recogiendo hijas e hijos de amigas.
   
Como decían en Shakespeare in Love: "Al final todo sale bien ¿cómo? No lo sé. Es un misterio"...