Esta mierda de hacer cine te da una escasa alegría de vez en cuando, y muchas de tristezas, sinsabores y ansiedad casi el resto del tiempo.
De pronto hay una rachita buena. Te premian en muchos sitios, viajas a los festivales de la península o del extranjero a recoger los premios. Lees críticas que ponen muy bien tu trabajo y te sientes recompensado en el esfuerzo y eso te llena el alma.
A esa racha le sigue normalmente un vacío existencial. No consigues levantar ningún proyecto, y todos son puertas que se cierran en tus narices. Nadie quiere leer tu guion, o si lo leen te dicen que ahora mismo no van a meterse en nada parecido.
Miras tu estantería donde tienes los trofeos y los premios, cogiendo polvo ahí, y te das cuenta de que no sirven absolutamente para nada, más allá de recordar con alegría nostálgica cuando te los dieron.
Bueno. En lo artístico es así y hay que aceptarlo. Pero si al menos en lo laboral fuera de otra manera. Pero es lo mismo. Rachas en las que no te falta el curro. Ayudante de dirección aquí y allá, algún proyecto de edición, un videoclip, un story board...
Y luego, otra vez, la nada. La nada durante meses. ¿De qué comes esos meses? Buena pregunta.
¿Hay una industria que absorba a la gente como tú? ¿Las políticas culturales no estaban ahí para eso? Ves a las promociones salir una tras otra de las escuelas de cine, y ves la ilusión en las nuevas generaciones, y no puedes más que sonreír con tristeza.
Luego ves a otras personas que sacan sus proyectos largos adelante. Ves esos largos y no encuentras nada extraordinario en ellos, a pesar de que las administraciones y las voces "especializadas" se empeñan en darles un bombo y platillo desmesurado.
¿Por qué? Ya lo sabes...
Algún amigo tuyo te dice que tú también estarías sacando tus proyectos adelante si hubieras hecho lo mismo que ellos. Pasillos, contactos, lamidas de botas, oler calzoncillos... Y sobre todo, tener la boquita callada. Así hubieras entrado en todos aquellos festivales en los que no entraste, por antipático.
Muchos hicieron pasillo, treparon, medraron, se hacían "amigos" de este y del otro, y se aseguraban su presencia en las selecciones, año tras años, sin importar si su corto ese año era bueno o una bazofia. Otros lo intentaron por ahi pero no encontraron hueco, y se fueron a otro lado, usando a la gente, traicionando a sus colaboradores, utilizándolos para subir y buscando el sendero paralelo.
Otros, simplemente , hacíamos cortometrajes. Debería bastar con eso...
Pero claro. Con eso no basta.
"Ese amigo tuyo, que viene por aquí, pidiendo si le podemos dejar la cámara, y luego se va, sin hablar con nadie"... ¿no eran ustedes una administración pública? ¿Por qué debí hacer algo más que solicitar el equipo que ustedes cedían? Debí estar allí, medrando, babeando... ya...
Miras otra vez la estantería de premios. Hay unos quince más o menos. ¿Serían muchos más si hubieras recorrido los pasillos y lamido los ojetes? Seguramente sí, pero ¿Los podrías mirar sin avergonzarte?( Quizás estos quince tenga más valor así que treinta conseguidos de la otra manera)
Luego miras tu equipo. Tienes una cámara, un par de luces leds, un trípode, tres ópticas, un 35, un 70 y un 100 (con eso cuentas la historia)... Hay una pértiga y un micro. Hay un pequeño slider, de un metro, no es mucho, pero algo mueves la cámara...
Y tienes amigos. Cada vez menos, esa es la verdad, pero puedes hacer un corto sin necesidad de chupar nada.
Y ya está.