martes, 23 de febrero de 2016

A mi no me representan

   
   Lo único que saqué en claro de mi paso por el servicio militar hace ya mas de veinte años fué un desprecio absoluto por la autoridad y por cualquier forma jerárquica de asociación.

   Estructuras con presidentes, vocales, tesoreros, vicepresidentes y cosas así también, quizás por lo mismo, me causan un rechazo instantáneo y automático. Es algo que no puedo evitar, aunque quisiera, que por cierto, no quiero.
   Y es que la edad me ha hecho recorrer ese camino que va desde el marxismo pragmático al anarquismo visceral.

   Y eso que soy consciente de que la unión hace la fuerza, de que la lucha colectiva es siempre mas efectiva que el tirador solitario.
   Pero es que de la teoría al hecho las cosas cambian, y se corrompen  para volverse peligrosamente imperfectas. Algunas voces hablan de mutación, no de corrupción.
No lo sé, la verdad.

   Luchar por una cuota de pantalla para el cine canario en los cines y en la televisión autonómica, facilitar las condiciones a personas físicas para acceder a ayudas y subvenciones, una red de distribución efectiva para las obras cinematográficas canarias, exigir que los festivales canarios llevados a cabo con dinero público no se conviertan en clubs privados donde solamente se contemple una única tendencia creativa (minoritaria o no, podemos debatirlo) en detrimento de otras formas y contenidos (mayoritarios, o no, podemos debatirlo).

¿Cómo no voy a estar de acuerdo con eso?

Pero ¿Es eso lo que se busca realmente?

Es que algunos de los nombres micro-asociados son los mismos que no hace mucho presentaron un escrito al Gobierno de Canarias, en referencia a la vuelta de las subvenciones, donde reclamaban que el dinero público (el de todos, el de tu tía, mi prima y la señora que vende ciegos en la esquina) debía dedicarse a apoyar unos lenguajes, narrativas, formas y contenidos determinados, que casualmente coincidían con sus tendencias personales, y no a obras de un corte mas clásico, que ellos consideraban obsoletos.

   Todo es discutible, por supuesto, menos el dinero de todos.
Sobre todo porque el dinero público debería servir para crear industria, y la industria necesita un mercado que precisa, a su vez, de un público que pague, y siento decirlo, pero el cine canario que podemos ver, por ejemplo, en el Festival de Cine de Las Palmas es un cine de espaldas al público mayoritario.

   Y no me entiendan mal. 
Me encanta que se haga todo tipo de cine, que se apoyen proyectos de todos los colores y formas. 
   La palabra clave aquí es "todos"... no solo lo que yo hago, o lo que yo considero que es la polla en salsa, porque habrá otros (mayoritarios o no, podemos debatirlo) que también piensan que lo suyo es la polla en salsa, y también pagan impuestos...

   Así que permítanme que dude de micro-historias y micro-asociaciones. Permítanme que dude que van a luchar por todos y permítanme que dude también de la premisa inicial. Me suena todo tan a Kremlin Cultural que solo puedo decir que a mi no me representan, y yo también hago cine en Canarias. 

   De hecho, no he dejado de hacerlo nunca, ni en 2012...