Que la industria cinematográfica se suele pasar por el forro la fidelidad histórica es algo bien conocido y aceptado.
El Emperador Cómodo del "Gladiator" de Ridley Scott no fue en absoluto un sádico incestuoso, cruel y déspota, y mucho menos murió en la arena del Circo.
Hablando de gladiadores, pues resulta que el tal Espartaco no era tampoco el hombre íntegro que vemos en la obra de Kubrick, ni tampoco intentaba escapar de Roma cuando fue derrotado, sino que por el contrario a lo que se narra en la película, tuvo innumerables oportunidades para salir de Italia y escapar, pero prefirió quedarse para seguir saqueando pueblos, violando mujeres y quemando casas.
Y bueno, lo hemos aceptado alegremente, quizás desde el convencimiento de que la historia real, los hechos históricos tal y como sucedieron no resultan atractivos a la hora de construir una película.
Y puede que sea verdad. ¿Qué atractivo cinematográfico podría tener un emperador Cómodo que muere en la bañera asesinado por un tal Narcisus?
Pero hay en todo esto algo que siempre me ha parecido una injusticia histórica.
A buen seguro que todos conocen el mito de la rebelión de La Bounty, la nave de la marina británica famosa por su cinematográfico motín, varias veces llevada al cine por la industria hollywoodiense.
La historia es bien conocida: La Bounty zarpa hacia Tahití al mando del "malvado" Capitán Bligh, cuyo sadismo y crueldad durante la travesía termina por empujar al honesto Fletcher Christian, segundo de a bordo, a amotinarse junto con parte de la tripulación para poner fin al despotismo y a la tiranía del capitán.
Tres visiones diferentes del personaje de Blight son expuestas en las tres versiones cinematográficas mas importantes que abordan el hecho histórico.
Antes se realizaron dos títulos prácticamente desconocidos para el gran público como fueron "The Mutiny of the Bounty" (Raymond Longford- 1916) e "In the wake of the Bounty" (Charles Chauvel- 1933), ésta última con Errol Flynn en su debut cinematográfico.
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"La Tragedia de La Bounty"- (Mutiny on the Bounty- Frank Lloyd- 1935)
Charles Laughton: El Sádico
Un histriónico Laughton interpreta aquí a Bligh como a un psicópata, un malvado de opereta, sádico y arbitrario, recreando un estereotipo de villano muy poco creíble mas próximo al Ming de Flash Gordon o al Amon Goeth de Schindler.
Clark Gable es Fletcher Christian, que se amotina para salvar la vida de sus marineros antes de que el desequilibrado asesino en serie de Bligh acabe con todos.
La cinta no pasa de ser una simple película de aventuras sin mas pretensión que el puro entretenimiento.
"Rebelión a Bordo"- (Mutiny on the Bounty- Lewis Milestone-1962)
Trevor Howard: El Déspota
Al contrario que Laughton, Trevor Howard es un Bligh frío, burocrático y estricto, un deshumanizado funcionario de menudeos corruptos, inflexible en los castigos, cuyos excesos en el poder le vuelven déspota.
Para este Bligh, lo único importante es la misión, llevar el árbol del Pan a tiempo a Jamaica, por lo cuál el episodio del Cabo de Hornos se vuelve revelador llevándonos como espectadores al in crescendo del racionamiento del agua de la tripulación para abastecer las plantas, hechos que se convierte en la gota que colma el vaso para que Fletcher Christian, en esta ocasión encarnado en Marlon Brando, desencadene el motín.
Esta versión, al contrario que la de Lloyd, rezuma lectura política por todos sus planos. Es esta película la que contribuye a convertir a La Bounty en un símbolo contra la tirania institucional, y a Fletcher Christian en el estandarte de la rebelión contra el poder establecido, ya que Bligh se limita a cumplir las leyes de la marina, leyes injustas, sí, pero leyes vigentes al fin y al cabo.
De ahí la escena al final en la que Christian propone a sus amotinados regresar a Inglaterra a dar la cara, a defender su postura. El exilio político les convierte en delicuentes, mientras que el acto de reivindicar su sublevación como justa les cubre de dignidad.
No hay que ser muy listo para ver la alegoría sobre el macartismo y la caza de brujas, que el propio Milestone sufrió en sus carnes.
"Motín a Bordo" - (The Bounty- Roger Donaldson- 1984)
Anthony Hopskins: El Ser Humano
Pero lo cierto es que nada de lo relatado en las cintas anteriores es fiel a la verdad histórica.
Bligh era un hombre justo, preocupado por el bienestar de sus hombres, por la calidad de los alimentos y por hacer lo mejor posible la dura vida en alta mar.
Los datos nos hablan de un capitán que rara vez castigaba a sus marineros. Amonestaba allí donde otros azotaban, y azotaba allí donde otros ahorcaban. De hecho, a los desertores de Tahití no les aplicó la pena de muerte tal y como dictaba el código, sino que los azotó y encerró.
Tras la dura travesía y el fracaso del Cabo de Hornos, al llegar a Tahití, Bligh permitió que su tripulación disfrutara de la hospitalidad de los indigenas. Durante meses los marineros alternaron sexualmente con las nativas, disfrutaban de los manjares que la isla les ofrecía y holgazaneaban en aquel paraíso perdido.
Bligh pronto vio que su laxitud hizo que el tema se le fuera de las manos, asi que trató de restablecer la disciplina y ordenó regresar a Inglaterra.
El panorama que esperaba a los marineros, después de la vidorra y el desenfreno sexual en Tahití, era otros dos años encerrados en La Bounty comiendo pescado seco.
Este y no otro fue el motivo del motín.
La cinta de Donaldson trata de acercarse a esta realidad, mostrando a un Bligh / Hopskins humano, con dudas, atormentado, y a un Christian (Mel Gibson) que se subleva para volver a Tahití a cepillarse a la nativa de la que se enamoró.
Esto hace de "The Bounty" la cinta mas históricamente fiel de las tres, y quizás por ello, la menos espectacular y mas aburrida de todas.
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¿Y a que viene todo esto? Pues a una pregunta que me ronda la cabeza desde hace tiempo. ¿Tiene derecho el cine a alterar así la verdad histórica, en aras de elaborar un mensaje político y social? ¿convertir a Christian en el héroe de la rebelión contra la tiranía que no fue, y a Bligh en el tirano déspota que tampoco fue?
¿Transformar a Espartaco en un mártir por la libertad y la dignidad del ser humano?
Desde luego, La Bounty se ha convertido en un icono de la rebeldía lanzando un mensaje de dignidad contra la tiranía, y eso es bueno, pero ¿No estamos un poco en deuda con el auténtico William Bligh?
William Bligh |