martes, 13 de octubre de 2015

Como editar una película sin caer (más) en la locura

   


   Una de las cosas que mas le fastidiaba a William Wyler de su etapa en el cine mudo era que, en la fase de montaje, se cambiara el sentido de lo rodado alterando el orden natural de las escenas justificándolo a través de los intertítulos.

   Ciertamente el cine mudo se prestaba a ello. el actor movía la boca y luego el montador escribía lo que le viniera en gana en el intertítulo.

Eso explica porqué hay como seis o siete versiones del Metrópolis de 1927 de Fritz Lang y cada una con una trama y un mensaje diferente.
Bueno, aunque he de admitir que Metrópolis es un caso especial, ya que cada dos o tres años aparece una bobina nueva en algún sótano o archivo y los productores y vendedores de dvd´s corren a hacer el (esta vez sí que sí) montaje definitivo.
Y ahí estamos los gilipuertas como yo que lo compramos una y otra vez. Debo de tener como cuatro dvd´s de Metrópolis en mi videoteca. (De hecho, Metrópolis es el Blade Runner del cine mudo)




Esta alteración del montaje en el sonoro es mas dificil de hacer, pero no es imposible.

Cuando editas una película, tu primer montaje es el que tenías escrito. Colocas las escenas por orden de guión y das dos pasos atrás, miras el cuadro completo y sacas conclusiones.
A veces no funcionan las cosas como esperábas.

A veces hay arrítmias narrativas. A veces el paso de una escena a otra no está bien explicada, y a veces te sobran escenas que, o bien son reiterativas, o bien sacan al espectador de la trama. Y hay que estar preparado para renunciar, alterar, recortar etc etc...

   Por eso el montaje es, en el fondo y aunque no lo parezca, la parte mas dificil de la creación de una película.

Yo tengo mi técnica de montaje, que igual no es la buena, vete a saber, pero a mi me funciona.
En primer lugar, lo mas importante es que montes tú mismo. No busques a un operador de edición al que tener que estar explicándole lo que quieres hacer, porque lo que quieres hacer cambia con una facilidad vertiginosa y vas a volver loco al pibe con tanto pa´lante y pa´tras. Aprende a manejar tú mismo el programa.

También es importante que edites en tu propia casa con todo el tiempo y la distensión que necesites.
Mi primera película la edité en un estudio que estaba a 30 km de mi casa. Iba un par de horas al día, y con la presión del tiempo limitado hacía lo que podía.
Si editas en tu propia vivienda, y a las cuatro de la madrugada te viene de pronto la solución a esa secuencia que no cuadra, no lo dejes pasar porque igual por la mañana ya no está. Levántate de la cama y enciende el ordenador.

Otra cosa. Edita tú solo. Sin nadie a tu lado. Habrá quien te diga lo contrario. Que cuatro ojos ven mas que dos y que es bueno tener una segunda opinión para no perder la perspectiva. 
Y es cierto, pero solo en parte.
Yo, al menos, soy un espíritu nervioso y durante la fase creativa lo soy aún mas. Mientras edito, necesito levantarme cada dos por tres, dar vueltas por la casa, ir en calzoncillos sin que la ropa me moleste, abrir la nevera a ver que hay... (que normalmente no suele haber mucho... que somos artistas).
Necesito parar tres minutos y ver en el YouTube esa canción que sin saber porqué se me ha metido en la cabeza.
   Cuando acabo con una secuencia me levanto, pongo la tele y veo cuatro o cinco minutos de ese capítulo de Los Simpsons, la apago antes de que termine y vuelvo a la mesa de montaje.

¿Se imaginan todo eso con un ayudante de montaje a tu lado?

Eso sí. Cuando tengas el trabajo avanzado si debes enseñárselo a alguien para que te dé su punto de vista porque es verdad que se pierde la perspectiva y entonces sí que necesitas una segunda opinión. Pero nunca antes.

Y lo mas dificil. Decidir que ya das por terminado el montaje.
Las posibilidades, variaciones y permutaciones son infinitas. Las opciones son tantas que la duda a veces te come por dentro, y pruebas y pruebas, y cambias y mueves, no porque lo que tengas no funcione, sino por ver si de tal o cual manera puede mejorarse.

Pero en algún momento tienes que parar y darlo por bueno.
Lo jodido es que cuando vuelves a ver tu película dos o tres años depués te das cuenta de que podrías haberlo hecho de otra forma, alguna de las que no intentaste, y te entra un frustre que se caga la perra.

Bueno. Que estoy seguro de que a Wyler le hubiera gustado tener un ordenador con el Final Cut en casa.