A veces el audiovisual canario te da alegrías inesperadas.
No siempre pero sí a veces.
Y eso es precisamente lo que he sentido hoy al asistir a un pase privado de "La Habitación Sueca", el último (de momento) cortometraje del realizador canario Esteban Calderín.
El cine que hace Calderín es capaz de aturdirte lo mismo con esos paranoicos divertimentos post apocalípticos que son 2067 o su secuela 2097, como de regalarte un demoledor thriller psicológico como es el caso de esta Habitación Sueca.
Y digo demoledor porque es en este cortometraje de apenas 17 minutos de duración donde Calderín alcanza la cima de su obra personal logrando un relato desgarrador, introspectivo y críptico sobre la redención forzosa de los pecados.
Un pecado que, en este caso, se oculta deliberadamente al espectador, contribuyendo así al simbolismo absoluto, a la mirada interior hacia nosotros mismos, donde residen nuestro propios pecados olvidados en el subsconsciente.
A esta atmósfera contribuyen no solo esos magníficos planos, planos que duran ese poquito mas de lo que mandan las academias y manuales de cine, sino que lo logra a través de un maravilloso duelo interpretativo entre sus dos actrices protagonístas,Yazmina Guerra y Raquel Amegashie, ambas bordando sus papeles con una sutilidad y contención emotiva perfectas y sin fisuras dramáticas.
El ritmo narrativo, lento y pausado, sin prisas por contarte la historia, entendiendo que los espectadores, igual que los personajes, tienen todo el tiempo del mundo para entenderlo y entenderse, es uno de los grandes aciertos de la cinta.
La fotografía de interiores apoya esa atmósfera emocional malsana, a través de unos planos en los que Calderín escruta el rostro de sus actrices, tallándolos en la piedra fílmica como si de un escultor renacentista se tratase.
Yazmina Guerra en un fotograma de "La Habitación Sueca" |
El personaje al que da vida Yazmina Guerra vive encadenado, física y metafóricamente, a ese pecado que, como ya señalé, se nos omite intencionadamente, y es su reflejo representado en la figura de Raquel Amegashie quien la obliga al acto de contricción que pueda redimirla.
Sin embargo, no hay una lectura religiosa en esta historia. Nada mas lejos.
La perspectiva es completamente humana y existencialista.
Raquel Amegashie en un fotograma de "La Habitación Sueca" |
Me atrevería a decir que es este uno de los mejores cortometrajes canarios rodados en el último año. No los he visto todos, vale, pero sí que he visto muchos. Y es, sin lugar a dudas, el mejor trabajo hasta la fecha de su realizador, donde la imagen captada alcanza la madurez fílmica que todo creador busca.
Si este mundillo fuera justo, esta Habitación Sueca recorrería innumerables festivales y certámenes, entrando en futuros catálogos y selecciones...
...si este mundillo fuera justo, claro.