martes, 3 de junio de 2014

Tercera Tanda de Cortos: ...y esto es todo, amigos


      Menos asistencia de público hoy en la última tanda de proyecciones de cortos canarios, me hace pensar en la relación existente entre "a mas cortos a proyectar, mas público", ya que hoy sólo se proyectaron tres obras a diferencia de las dos jornadas anteriores con seis y cuatro obras respectivamente, de lo cual deducimos que el público está vinculado individual y personalmente con alguno de los trabajos presentados.

   Memorándum de Juan Millares es un magnífico ejercicio cinematográfico que inventa por completo una ficción partiendo de unas antiguas imágenes de archivo de la etapa muda del cine.
   Inteligente y brillantemente, una película de 1904 que muestra la entrada de unas trabajadoras a una fábrica (ya saben la manía que existía en esa época de filmar a trabajadores entrando y saliendo de las fábricas) sirve como punto de partida para contarnos una historia donde los argumentos misóginos son ridiculizados en su proceso cognitivo.
   Quizás el final, el golpe de efecto último, me resulte un tanto efectista, pero eso a mi humilde juicio no desmejora en absoluto esta pequeña joya del docu ficción, o de la ficción documental... o como se llame.

La máquina de los rusos, de Octavio Guerra.
   Este trabajo se construye en ese estilo denominado "auto documental" que tan de moda está, y que hemos tenido la oportunidad de ver varios ejemplos de esta tendencia en este festival, tanto en esta edición como en las anteriores.
   Por aquí han transitado, a mi humilde criterio sin demasiado éxito, realizadores como José Cabrera cuyo onanismo emocional hastía la mirada del espectador.
   Pero en el caso de Octavio Guerra, su máquina rusa está sutilmente puesta en escena, con exquisito equilibrio que se cuida muy mucho de no sobrepasar esa delgada línea que separa lo emocional de lo barato sensiblero y onanista.
   Inspirado por las películas caseras de Súper8 filmadas por su padre, Guerra construye primero un emotivo homenaje a su infancia y a su padre, para en segundo lugar hablarnos de la obesesión utópica del ser humano de retener sus recuerdos porque, a fin de cuenta, el hombre no es mas que su memoria.
Magnífica.

   Y cerrando las proyecciones de este año nos encontramos con Nayra Sanz Fuentes y su Un día cualquiera.
   En primer lugar hay que resaltar de este trabajo sus valores cinematográficos; La realización es mas que correcta (exceptuando algún plano que no, vamos, que no), los actores, en especial la actriz principal que hace un trabajo demoledor, y la película goza de un acabado perfecto.
   Pero me flaquea enormemente en su guión.
   Una historia que nos acerca al mundo interno de una bulímica o anoréxica, mostrándonos un día cualquiera en su vida, y como su sufrimiento es algo cotidiano.
   Bien. Aunque en su presentación su directora manifestó su intención de alejarse de los clichés típicos de este tipo de temáticas, lo cierto es que a mi parecer el guión es precisamente eso de cabo a rabo. Un cliché estereotipado.
 -Cuéntame una historia sobre una anoréxica.
.Bueno, pues podríamos poner a una chica comiendo con ansiedad, que luego va al baño y vomita, y mostrar los probelmas familiares que la han llevado a eso. No sé. Problemas de comunicación con su pareja, o con sus padres...
   Y luego está ese plano impactante, rodado en plano secuencia de la chica vomitando, en primer término y rodado de la forma mas desagradable e impactante posible.
   Mi opinión es que Nayra Sanz se ha equivocado con ese plano tan explícito.
Hace años que aprendí que exacerbar el concepto que filmas, diluye el mensaje que quieres enviar.
   Y me explico:
Cuando la gente recuerde este corto, no hablará de la magnificamente rodada y planificada secuencia del restaurante, maravillosamente filmada y que contiene en si misma de forma sutil el grueso del mensaje de esta historia, sino que recordará... aquella escena asquerosa en que la tipa echa la papilla.
   Creo que el fuera de campo y la elipsis se inventaron para dar elegancia y reforzar el mensaje.
Y tanta explicitez lo debilita.


                                                             * * *

¿Conclusiones?
   Pues ninguna, supongo.
Nos queda simplemente saber si el jurado optará por seguir la empecinada política radical del comité de selección, premiando una de esas obras mas cercanas al lenguaje de la video creación, o por el contrario, dará otro toque de  inútil atención (como ya sucedió en otras ediciones) premiando una propuesta mas narrativa.
   Poco importa, la verdad, ya que el año que viene este nuestro  festival (nuestro= pagado con nuestro dinero), si sobrevive, volverá a aglutinar masivamente tendencias minoritarias dejando al cine narrativo relegado a una presencia testimonial.

Y tal...