sábado, 26 de mayo de 2012

¿Qué tal un abracito?

DE POCOYÓ A KOOLAU

   En estos diez años que llevo dedicado al absurdo mundillo del cine canario he visto muchas cosas, he conocido a mucha gente y he vivido distintas experiencias.


   Y he llegado a una conclusión que sólo tras profundas reflexiones se puede alcanzar.
   Y es que ahora, estas guerras intestinas en las que nos hemos visto envueltos los cineastas canarios me resultan tan absurdas y estériles que me obligan a una rectificación pública.


   Yo me he convertido en paladín de la lucha entre independientes y subvencionados, en denunciante de las endogamias institucionales, azotando con virulencia desde estas y otras páginas todo lo que consideraba injusto.
   Pero ahora pienso que no merece la pena esta batalla, y desde aquí ofrezco un tratado de paz a todos esos creadores que...


...¡y una mierda que te comas! 
¿se lo estaban creyendo?
   Yo soy Koolau el Leproso, jamás me rendiré.
   La guerra entre el proletariado audiovisual y las hordas institucionales endogámicas jamás terminará mientras yo viva.
   Y los sicarios lameojetes, ruedatruños con dinero, subvencionados habituales nunca estarán a salvo.
¡Antes la muerte!